La práctica del sexting se ha globalizado. La difusión de autorretratos eróticos, realizados con las cámaras de los teléfonos celulares y enviados a través de los mismos, sigue desnudando al mundo y dejando comprometedoras constancias de las sesiones ardientes entre los usuarios.
Así, el sexting se convierte en un arma de doble filo. “Una vez que la tecla ‘send’ ha sido accionada y el mensaje llega a su destino, se pierde el control sobre una imagen considerada privada. ¿En manos de quién termina esa imagen? No se sabe. A veces, se hace pública porque los riesgos están a la mano, aunque nadie piense en ello”, expresó, vía telefónica, Augusto Vielma, experto en informática.
En Venezuela, donde “está encendido un teléfono celular por cada habitante”, según expresión del Consejo Nacional de Telecomunicaciones, el sexting es más común que realizar una llamada telefónica.
El ‘sexting’ es un sinónimo de exhibicionismo. Porque es el mismo usuario de los dispositivos móviles quien expone su propia privacidad con el propósito de excitar a otra persona, define Irma Orozco, sexólogo y experta en conflictos de pareja. “Es muy comprometedor, aunque evita los riesgos del contacto sexual, pese a resultar un preámbulo para el placer, al encender la imaginación. Nunca se sabe en qué condiciones terminan las parejas y qué uso tendrá esa información en el futuro”.
Una encuesta online, “Sexting, una amenaza desconocida”, revela el sexting es practicado por el 40% de la población en América Latina. Concluyen que los principales riesgos asociados al sexting son la extorsión (59%), ciberbullying (45%), daños al honor, intimidad e imagen (42%) y pornografía infantil (36%).
Pero esos riesgos son aún más destacados entre las personas que admitieron que se había dado un caso de sexting en su entorno, especialmente entre quienes lo sufrieron en su familia, en la escuela o en el trabajo. Los resultados revelan la necesidad de concienciar a las personas involucradas en esta práctica para que conozcan sus peligros, no solo para sí mismas, sino también para las otras personas que aparecen en los mensajes de contenido erótico.
Pero cuáles son los motivos por los cuales el sexting es una práctica creciente. Según los especialistas estas son las principales causas:
1.- Los jóvenes creen que una imagen en un terminal móvil está segura y no son capaces de proyectar, de imaginar, las variadas formas en que esa imagen puede salir del dispositivo. Un robo, un error, una broma, un extravío… o la voluntad de su propietario.
2.- Confían plenamente en la discreción -cuando no en el amor eterno profesado— por parte del destinatario del envío. Carecen de experiencia vital suficiente que les invite a pensar en que las cosas, en la vida, cambian por muy diversos factores.
3.- Sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en este contexto, el digital, tan importante para ellos. Este factor, añadido a la plenitud hormonal, puede generar combinaciones poco recomendables.
4.- Las influencias y modelos sociales distan del recato. La exhibición de relaciones sexuales o desnudos por personas no profesionales, comunes, abundan en la Red. Si pueden ver a cualquier persona anónima en su intimidad a través de la Red, no parece tan grave que uno aparezca de esta guisa. El mostrar el cuerpo desnudo se ha convertido en algo común, hasta cierto punto normalizado.
5.- Desconocen las consecuencias que para su vida puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público.
6.- La natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y el espíritu transgresor desencadenan ciertos desafíos. En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o dar otro contenido a una relación.
¿Cuál es el mejor arma para frenar el sexting?
Educación, fundamentalmente. Es básico que los menores comprendan la repercusión que tienen sus actos cuando usan las TIC. Es importante que conozcan lo que puede ocurrir cuando practican el sexting y las consecuencias que puede tener para su vida futura.
Los adolescentes y adultos tienen que concienciarse que lo que publica online o sale de su propio móvil se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de su control y puede llegar a cualquiera en cualquier momento. Lo que ahora quieren mostrar de ellos, mañana puede que no les guste. A quien se lo envían hoy, quizás mañana no sea su amigo. Además cada vez hay más webs que se dedican a recopilar y difundir estas imágenes: su desnudo podría acabar en uno de ellos.
Vía Faceta/www.diariorepublica.com