En el mundo del atletismo, Usain Bolt es sinónimo de grandeza. Pero a partir de hoy, un poco más. En la final de los 200 metros del Mundial de Pekín, el jamaiquino volvió brillar con una soberbia actuación: completó la prueba en 19s55 -19 centésimas menos que su escolta, el norteamericano Justin Gatlin- y se colgó su décimo oro mundialista. Así, se quedó con las dos pruebas de velocidad más importantes, ya que el domingo pasado ganó los 100m.
«El 200 es mi prueba favorita», había dicho Bolt en los últimos días. Y hoy, con una actuación fuera de serie, ratificó su hegemonía en esta especialidad. En los últimos siete años, ganó los torneos más importantes en 200m: cuatro mundiales (Berlín 2009, Daegu 2011, Moscú 2013 y este) y dos Juegos Olímpicos (Pekín 2008 y Londres 2012). Además, es dueño del récord mundial: 19s19, logrado en su primer título del mundo. En total, ya acumula 16 medallas entre mundiales y juegos.
En la prueba más atractiva de la jornada, el jamaiquino dominó la carrera de punta a punta. En los primeros 100 metros, no logró despegarse demasiado de Gatlin, quien llegaba como su principal competidor. Pero en el último tramo de la carrera, sacando chapa de su resistencia, logró ampliar la ventaja para llevarse el triunfo con comodidad. El sudafricano Anaso Jobodwana, con una marca de 19s87, completó el podio.
«Estoy feliz. Les dije que lo haría, no tenía ninguna duda. No me preocupaba la marca, yo sabía que no estaba en forma para hacer un nuevo récord del mundo, pero cuando llegan los 200 metros soy otra persona», dijo Bolt, minutos después de la carrera, con los medios presentes en el estadio. Antes, cuando finalizó la competencia, Gatlin le dedicó algunas palabras al campeón: «Bien hecho, Usain».
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