La selección de Venezuela fue con la misión de hacer historia en este Mundial Sub-20 de Corea del Sur 2017, una tarea que está cumpliendo a rajatabla. La Vinotinto venció a su similar de México, con marcador de 0-1, con un buen gol de Sergio Córdova, quedándose con el primer lugar del Grupo B y haciendo que muchos allá anoten a los criollos, si es que ya no lo habían hecho, como una de las selecciones a tener en cuenta.
El encuentro comenzó un poco con la balanza inclinada a favor de los aztecas, pero poco a poco la escuadra llanera fue haciéndose con el control del balón. De la mano de un sobresaliente Yangel Herrera y de un soberbio Ronaldo Lucena, la Vinotinto fue adelantando líneas y apoderándose más del partido. Los dos fueron aspiradoras que se llevaban a su paso cualquier balón que se les aproximaba, eso más la ayuda inestimable de Ronaldo Peña en la recuperación hacían que el conjunto venezolano subiera cada vez más al ataque.
Sin embargo, todo el peligro pasaba por dos hombres: Sergio Córdova y Adalberto Peñaranda. Ambos estaban siendo un incordio para la defensa mejicana y como huracanes se llevaban todo lo que estaba a su paso. El número 19 estaba siendo un taladro por la banda derecha; mientras que Peñaranda pecaba muchas veces de no pasar el balón, pero es que así entiende el fútbol y poco se le puede reprochar cuando los ataques de genialidad pasan por su cabeza.
Cuando se ponía algo espeso el juego, apareció el 7 vinotinto para agitar las cosas dentro de la cancha una vez más. Esta vez el merideño se sacó una jugada de la chistera realmente de un futbolista de categoría superior.
Trasladando el balón en una jugada que parecía intrascendente, luego de una buena recuperación de Peña, Peñaranda mandó un pase espectacular hacía el área y como si le leyera la mente Córdova corrió a buscar el esférico; con su cuerpo se quitó al defensor de encima, controló la pelota, dejó regado al portero con un amague y con un disparo sutil de pierna zurda, la pelota se movió lentamente hacía el marco dejando para el recuerdo la imagen del defensor mejicano mirando pasar el balón a sus espaldas sin poder hacer nada.
El resultado era acorde con el desarrollo del partido, porque México fue una copia fiel de Gasparín: en la cancha fue transparente y cada aproximación era tan amigable que poco asustaba a la defensa venezolana.
La segunda mitad poco cambió con respecto a la primera. Peñaranda siguió haciendo las diabluras que solo él sabe, pero la figura de la cancha era un Córdova que no se cansó de luchar y crear peligro cada vez que la pelota pasaba por sus pies.
México trató de despertar en unos minutos finales que solo dieron chance para saber de qué color iba vestido Wuilker Faríñez, gracias a unos ataques esporádicos de los manitos, y para que la Vinotinto pasará un susto terrible con el llanto de Córdova al salir del campo por lesión; no obstante cuando se le vio riendo en el banquillo junto a Peñaranda el alma volvió al cuerpo de muchos.
Con todo definido el equipo criollo se encargó de dominar hasta un pitido final que desató la alegría de Rafael Dudamel y los suyos. La Vintinto ya tenía asegurada un lugar en los octavos de final, pero ahora ingresa definitivamente a esta instancia derribando la puerta de forma muy ruidosa: Invictos, nueve puntos de nueve, con 10 goles a favor y cero en contra y además desplegando un gran juego.
Venezuela sigue con paso firme, escribiendo su propia historia y rescribiendo con letras doradas la del país, en un torneo al que llegó como una de las selecciones que animaría las cosas; pero ahora es una de las escuadras que espera rival en octavos, mira hacia el futuro con mucha esperanza y que ha hecho que muchos se dieran cuenta que, en Corea del Sur, vinotinto es sinónimo de peligro.
Vía Meridiano/www.diariorepublica.com