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Hombres y mujeres son los encargados del trabajo
En los botes se buscan las sardinas, mar adentro
En el mar de Guaca están los botes pesqueros
Las picadoras son el lugar donde trabajan los pobladores
Las pimpinas recolectan la gasolina para los botes
El pescado se traslada en grandes gaveras
En Cumaná el paisaje fresco acompaña la pesca
En el mercado municipal también se consiguen mariscos a buen precio
El careisma de los pescadores y pescadoras adorna los pasillos del mercado
El pescado salado se consigue a bajo costo
En el mercado de Carupano hay varios tipos de pescado
El pescado salado no es tan abundante
La catalana es uno de los pescados más costosos de Carupano
El pescado debería ser uno de los alimentos más baratos del mercado, ya que no necesita ser criado en un corral, tampoco hay que alimentarlo ni llevarlo al veterinario y las lanchas donde lo recogen no necesitan tanta infraestructura para trabajar. Sin embargo, este rubro, que tiene la mayor zafra en el oriente del país, ha ido incrementando sus costos significativamente en los últimos años y se ha hecho casi inaccesible para la familia venezolana.
A fines del año pasado comenzó a notarse un aumento desmedido en los precios, tanto que en el primer trimestre de 2015, especialmente en los días de Semana Santa, el monto fue elevándose hasta el punto de que el consumo bajó 45% según cifras publicadas por el Ministerio de Alimentación, y solo mejoró con la realización de las ferias socialistas en todo el país, donde lograron distribuirse 723 mil toneladas del producto para el beneficio de 102.651 familias en 310 jornadas, solamente en marzo, según información publicada por el Ministerio de Agricultura y Tierras el 29 de marzo.
Ganancias exageradas
Incluir de nuevo este rubro en la cesta básica se ha vuelto un lujo para los caraqueños por la especulación de los vendedores. Eso no ocurre igual con los habitantes del Estado Sucre, uno de los principales productores de pescado del país, donde un kilo de sardina en el pueblo de Guaca se vende a los mayoristas del Mercado de Coche en Bs 15 y estos lo venden en Bs 320.
En un recorrido por los poblados de ese estado, como Río Caribe, Guaca, El Morro de Puerto Santo, y los mercados pesqueros de Cumaná y Carúpano, pudo constatar que el alza de los precios se define es durante el traslado desde el lugar de la compra hasta el de la venta.
No hay regulación
La falta de uniformidad en los precios ha hecho que cada quien ponga el monto que quiere. Ronal Rojas, un pescador de Río Caribe que trabaja de lunes a jueves para vender en la plaza principal, asegura que el precio lo ponen al ojo por ciento y que los viernes son solo para la venta a mayoristas de Caracas y Valencia.
«Suben según la época, hay días que el mar está más fuerte y es más difícil pescar, otro día hay mucho calor o llueve, todo eso influye por el esfuerzo que gastamos. Vamos mar adentro en los botes y eso requiere un mantenimiento de gasolina y aceite para el motor, también se compra el nailon para la pesca artesanal o los materiales para el palangre (instrumento de pesca). Eso se hace tempranito ya al medio día terminamos», cuenta Rojas.
Eso genera un ingreso diario para cada pescador de Bs 3.000, según las cuentas de Rojas y según el precio que le ponga cada quien.
Su inversión no va más allá de la compra de los nailon y la gasolina para los botes, mientras que la de los mayoristas que trasladan el producto a otros estados pasa por la compra de hielo, viáticos, gasolina, mantenimiento del vehículo y el pago de los trabajadores, razón a la que atribuyen el aumento del pescado.
En Cumaná, Yorbi Plaza, un mayorista que se trasladaba hacia el Mercado de Quinta Crespo de Caracas y que estaba en la entrada del mercado, dijo que él mismo viaja hasta allá y lo trae para venderlo, se ahorra en trabajadores y dice que no pueden vender a bajo costo porque gasta mucho en el mantenimiento del camión.
«En La Guaira no vale la pena comprar el pescado, es mejor llevarlo de Cumaná. No podemos vender a un solo precio porque no hay precio justo, cada quien pone el porcentaje de ganancia según lo que invierta» explica.
Producción
Dos veces por semana llegan las cavas 350 de los mayoristas de la región central a Río Caribe y al Morro de Puerto Santo cargan la mercancía y regresan a su destino. Pescado hay todos los días, pero hay más lunes y viernes, cuando van los mayoristas.
Con las sardinas, el proceso es diferente. Estas se sacan en cantidades en Guaca y se venden a mayoristas y grandes cavas de supermercados. Según los mayoristas que se encontraban cargando a la orilla de la playa, el precio de todos los pescados se incrementan en el camino dependiendo del destino y de lo que gasten en el camino.
Un negocio redondo
Al entrar al pueblo de Guaca, a 20 minutos de Carúpano, se aprecia la actividad pesquera, la dinámica de trabajo es veloz entre sus habitantes, ya que este es el único oficio que se desarrolla en el pueblo. Al final de la avenida principal se ve el mar y en la orilla varias picadoras, así se llama al espacio donde se limpian y cortan las sardinas para ser vendidas.
A la gente que se hace ese oficio también se les llama así y el 90% son mujeres, ellas esperan la sardina que traen en los botes, las pasan por unas escamadoras, luego les quitan la cola y la cabeza y las meten en las cajas, 10 kilos caben en cada caja y cada persona llena alrededor de 60 cajas al día, se les paga Bs 25 por cada una, para untotal de Bs 1.500 diarios por persona.
Pedro Osuna, encargado de una de esas picadoras, asegura que eso no es estable. «Hay días en que no hay mayoristas y no se hace nada porque no se va a limpiar la sardina. Si no hay quien las compre, simplemente no se sacan y ya, y los pobladores ese día no perciben ningún pago«, dice.
A eso se suma la falta de materia prima para enlatarlas. Osuna afirma que desde hace seis meses no hay latas para meter las sardinas en las empresas de Cumaná.
Eso ha reducido casi en un 70% la producción en Sucre, razón por la que los mayoristas aprovechan, dice Osuna.
«Como no hay en lata entonces se la llevan y la venden fresca. La gente que la compra cree que la vida en este estado está cara y que uno especula con los peces pero la realidad es que los intermediarios son los que deciden esos precios tan altos, aquí se vive solo de la pesca y no se invierte casi nada en eso, solo en mantener los botes, últimamente no se han conseguido repuestos pero se sigue trabajando», comenta.
El 11 de junio, trabajadores de las empresas enlatadoras del estado Sucre marcharon para exigir la reactivación de la producción de su sector y el fin de la importación de estos productos.
Permisos y fiscalización
Una fuente del Instituto Socialista de Pesca y Acuicultura (Insopesca) aseguró que se viene trabajando con los pescadores, la producción y el traslado del rubro así como las ferias.
Explicó que entre 2014 y 2015 se han registrado a más de 46 mil 922 pescadores y acuicultores en todo el país con la finalidad de que estén bajo los parámetros legales para ejercer.
Acotó que también se ha fiscalizado la pesca en aguas permitidas y que todos tengan papeles en regla y se han hecho ferias socialistas, que en estos años ha sido de más de 900 toneladas de pescado en todo el país para el beneficio de unas 33 mil familias.
Gasolina y piratas
En Río Caribe, a 22 km de Carúpano, los pescadores practican el oficio artesanalmente, pero para eso también utilizan los botes porque lo hacen mar adentro y en las noches. Por esa razón, son víctimas de los llamados «piratas», quienes se aprovechan de la noche para robarles los motores. Los pescadores aseguran que eso siempre ha sido así, pero que ahora es
más común porque no se consiguen los repuestos para arreglarlos. Con la gasolina están más organizados; deben ir hasta Carúpano a una sede de Pdvsa para solicitar un permiso y poder llenar los peñeros de gasolina en el pueblo.
«Nos parece que es la forma correcta porque así no se da el contrabando, pero esto solo se cumple en unos sectores. Aquí en Río Caribe es así, pero no en San Juan de las Galdonas, otro pueblo donde se vende pescado. Ahí cada quien anda con su pimpina de gasolina como quiere y en muchos casos hasta la venden a Trinidad y Tobago, que está aquí cerquita y la pagan en dólares», explica Ramón Ochoa, un pescador que asegura que desearían tener un mejor control en la venta, es decir, una regulación de precios y producción. «Aquí cada quien vende como quiere y de eso es lo único que se vive. Se necesita control», señala.
Los habitantes del Morro de puerto Santo hacen la recolección de las sardinas
Hombres y mujeres son los encargados del trabajo
En los botes se buscan las sardinas, mar adentro
En el mar de Guaca están los botes pesqueros
Las picadoras son el lugar donde trabajan los pobladores
Las pimpinas recolectan la gasolina para los botes
El pescado se traslada en grandes gaveras
En Cumaná el paisaje fresco acompaña la pesca
En el mercado municipal también se consiguen mariscos a buen precio
El careisma de los pescadores y pescadoras adorna los pasillos del mercado
El pescado salado se consigue a bajo costo
En el mercado de Carupano hay varios tipos de pescado
El pescado salado no es tan abundante
La catalana es uno de los pescados más costosos de Carupano
Vía UN/www.diariorepublica.com