El presidente francés, Emmanuel Macron, volverá a reunirse en Estados Unidos con su homólogo Donald Trump, al que espera convencer sobre muchos de sus puntos de desacuerdo, aunque no tenga la certeza de ser escuchado por quien llama su «amigo».
Macron, primer dirigente extranjero en ser recibido por Trump con los honores de una «visita de Estado», será acogido con gran pompa, con una cena privada en el emblemático marco del Mount Vernon, la histórica residencia de George Washington, una ceremonia en el jardín de la Casa Blanca y una velada en sus salones.
Estos dos hombres, tan diferentes, tienen sin embargo un punto en común: ambos lograron una victoria electoral considerada durante mucho tiempo como inimaginable.
Macron elogia «una relación muy personal» con el 45º presidente estadounidense y aseguraba esta semana en la revista Vanity Fair apreciar sus conversaciones «muy directas» con Trump.
Pero ambos dirigentes tienen posiciones diametralmente opuestas en mucho asuntos, desde el clima hasta Irán, pasando por el libre comercio.
«Emmanuel Macron podría esperar convencer a Donald Trump con el tema de Irán, pero hasta ahora los resultados han sido muy limitados», admiteBenjamin Haddad, investigador del Hudson Institute de Washington.
Para París, el apoyo de Estados Unidos en la lucha contra los yihadistas en la región del Sahel sigue siendo en efecto una prioridad. Macron «es para Donald Trump lo que Angela Merkel era para Barack Obama, un interlocutor central y confiable», resaltó Haddad.
Agencias