Por: Soc. Enrique Parra
El dato histórico-político del devenir de la OEA en 69 años, documenta que ésta fue concebida para legitimar los desmanes estadounidenses, para irrumpir con los objetivo geoestratégicos de dominación y control del hemisferio, mediante la imposición de relaciones interamericanas soportadas en la subordinación, el tutelaje injerencista y una empobrecedora dependencia económica, subsumidas en el poder hegemónico ávido de las riquezas nacionales – materias primas – de los Estados libres, independientes y soberanos situados al sur del rio grande. Esto ha sido prolijamente verificado, desde el oficio de las ciencias económicas y sociales.
En concordancia, las primeras actuaciones oeistas fueron deshonrosas, vergonzosas y negadoras de su esencia. Avalaron y aprobaron resoluciones oprobiosas como la intervención militar en Guatemala en 1954, agresión inicua y cruel organizada desde Washington con el objetivo político de derrocar el Gobierno de Jacobo Arbenz, aniquilando el movimiento impulsor de la Ley de Reforma Agraria, así como otras, medidas de inclusión social. Dicho órgano internacional reaccionó inconmovible, por la invasión militar a Playa Girón en 1961 ordenada por el departamento de estado, que terminó anexándose y estableciendo tropas norteamericanas en territorio soberano de Cuba – Guantánamo – donde desde entonces, administran un campo de concentración de presos políticos del mundo, donde sufren comprobada violación de sus Derechos Humanos, impunemente. Además, los Estados Unidos de norte América rompió relaciones con Cuba en 1962 y consustancialmente la OEA, aprobó una resolución de expulsión de la República Socialista de Cuba de la organización interamericana, por razones política-ideológica.
Indetenible avanzó el imperio por Latinoamérica sometiendo a los pueblos, con intervenciones políticas e invasiones bélicas con celestinaje de la OEA. En 1965 mediante resolución se produce invasión militar en República Dominicana, para impedir el triunfo electoral del movimiento popular constitucionalista, que contaba con amplio apoyo popular por la democracia.
La sociedad imperialista OEA, conlleva al desenlace en los años 80 del oprobioso plan cóndor fundamentalmente en el cono sur, cuyo objetivo fue la protección y fortalecimiento de las dictaduras gorilas doblegadas a los intereses de los EEUU. Inerte la multilateral permiten que marines us, ejecuten ilegal y cruenta agresión en 1983 en la caribeña Granada, resultando asesinado el líder popular Maurice Bishop. Del mismo modo en 1989, EEUU causa genocida invasión militar en Panamá, sin ninguna intercesión del organismo continental, para impedir histórico dislate imperialista.
Asimismo la institución hemisférica, hace caso omiso frente a la consumación y posteriores demandas justicieras de los pueblos por la acción militar fascista en 1973, contra el Gobierno socialista democráticamente electo en Chile, acabando cobardemente con la vida del líder socialista Salvador Allende.
Respecto del actual contexto político interamericano (siglo XXI), es imprescindible señalar que el comportamiento histórico-político de la OEA la presenta desdibujada, por lo que de cara al secuestro en 2009 del Presidente demócrata Manuel Zelaya y, al golpe de Estado a la democracia del pueblo Hondureño, no estuvo a altura de la exigencias democráticas, frente a los hechos políticos ignominiosos que se perpetraron. En 2010 la multilateralidad se disipa desde sus atribuciones, con el intento artero e inconstitucional de arrebato fascistoide del poder al Presidente Correa, como Jefe del Gobierno Ecuatoriano Democrático, Legítimo y Constitucional.
En el 2016 la multilateral americana, volteó su mirada cómplice ante el complot político contra la Democracia Brasileña, cuando una mayoría circunstancial del parlamento se confabuló para acometer un juicio político parlamentario, contra la progresista Presidenta Constitucional Dilma Rousseff electa libre, soberana y democráticamente por más de 54 millones de electores; juicio fabricado con pruebas insustanciales, inocuas, que culmina con el arrebato de la democracia al Pueblo Brasileño, imponiéndose una plutocracia putrefacta por corrupción metastasica.
La histórica organización continental propugna desde el inicio del siglo con disonancia y encono, arremetida antihistórica inducida por el norte contra el pueblo, la Revolución y la Democracia de la República Bolivariana de Venezuela. El ensañamiento se expresa con una comparsa de intereses transnacionales – almagro como coreógrafo – integrada por personajillos gubernamentosos latinoamericanos, junto a la reaccionaria oposición venezolana, la cual promueve una inocultable intervención política perturbadora de la paz, con pretensión conculcadora de la Democracia en Venezuela; para ello los aliados antibolivarianos se confabularon en procura apasionada, para ejercer la aplicación de la carta democrática interamericana – con respaldo minoritario – con intenciones de influir determinantemente en el derrocamiento de la Revolución Bolivariana y Chavista, que el pueblo venezolano con la fuerza popular del liderazgo del Comandante Hugo Chávez, instauró pacífica y democráticamente.
Con la descrita síntesis historiográfica es concluyente, el subyugante neocolonialismo en Latinoamérica impuesto a sangre y fuego por el hegemón yanqui, ha sido legalizado e institucionalizado por el ocurrir histórico de la multilateralidad americana, resultando esa imperialista estrategia geopolítica desbastadora para el desarrollo sociopolítico, económico-financiero y de la potencial industrialización de nuestros pueblos.
En consecuencia es inaplazable y urgente reimpulsar un activismo político de unión latinoamericana de profundo arraigo popular, orientada desde el planteamiento de Simón Bolívar “la Patria Grande” y en perspectiva con la integración de los Pueblos propuesta por Hugo Chávez en el Plan de la Patria, consustanciada con el ideario latinoamericanista discutido, posicionado y adelantado en los dignos espacios de los foros: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América, la Unión de Naciones Sudamericanas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Petrocaribe, entre otros.
La lucha suramericana contemporánea continental e intercontinental de los pueblos, está encaminada hacia la no intervención, independencia, autodeterminación de los pueblos, soberanía y un nuevo orden mundial multipolar. Por lo tanto de lo que se trata, es de reconocer que la Organización de Estados Americanos (OEA) persiste agotada, desvirtuada e inutilizada para liderizar tales transformaciones interamericanas, sobre las que las mayorías populares avanzan decididamente. Es indefectible el desecho de la interamericana.