La primera verdad es que la competencia exclusiva, de rango constitucional, ratificada por el orden legal de reparto de atribuciones entre los poderes político/territoriales y la mismísima Ley de la Gestión Integral de la Basura, es absolutamente de la Alcaldía de Maracaibo en cabeza de su autoridad la Alcaldesa. No hay manera de evadir las culpas y responsabilidad que tiene la señora sobre el actual estado de cosas en Maracaibo convertido ya en un problema de salud pública. Cierto es que la Ley de la Basura (2010) como novedad asignó a los gobiernos regionales la disposición final y su gestión cosa que el Gobernador viene haciendo. Pero lo que pasa y puede
pasar por la situación sanitaria, ambiental y paisajística de Maracaibo ante el caudal de basura en descomposición esparcida a cielo abierto es culpa de Eveling, que ya comienza a reinar de nuevo pasadas las fiestas decembrinas. Peor aún, pretende diluir su responsabilidad tras las mesas de diálogo que el Presidente Maduro está convocando para devolver al país una atmósfera de trabajo y de corresponsabilidad administrativa. El diálogo nacional, por lo demás, no está reñido con las exigencias públicas de las cuentas que la Alcaldesa le debe a la ciudad por tenernos embasurados.
La segunda verdad es que la puesta en escena de mentiras aludiendo que no podían descargar la basura que recogían la ha desmontado a principios de año el mismo presidente del IMAU, confesando el volumen de lo recogido durante el último trimestre del año pasado. Si es cierto que recogieron en esa fecha 161 mil toneladas, uno se pregunta, donde la descargaron? Si supuestamente no lo podían hacer en el relleno?, a confesión de parte, relevo de pruebas. Estamos hablando que recogieron un poco más de 1700 Tn/día, siendo que la generación de basura en Maracaibo está por el orden de los 3000 toneladas diarias, se están quedando esparcidas más de 1000 Tn/día en todas las calles de la ciudad. Justamente la asunción de la Gobernación de su competencia en la administración y gestión del actual vertedero, ha puesto en evidencia que se están dejando de recoger efectivamente las toneladas confesadas, más de mil, como lo vemos a diario, el maracaibero de a pie y en carro, eso lo corrobora. Luego, entonces, el problema inmediato no es de descarga sino de recolección oportuna, frecuente y eficaz, cosa para lo que el IMAU y sus operadores se ven rebasados. ¿Por qué? Aquí viene la tercera verdad.
La Alcaldesa dispone de recursos suficientes para tener limpia la ciudad y asumir al manejo de la basura y de los desechos urbanos. Un tercio del presupuesto de Maracaibo, más de 500 millones (Bs.F) entre IMAU, IMA y la recaudación de la tasa por aseo urbano se destinaron en el 2013 para el servicio. Para el 2014 se estiman más de 700 millones. Aquí radica una de las razones más contundentes para explicar una de las causas del problema: la corrupción. ¿Qué se hace con estos recursos? ¿Cuantas empresas privadas están contratadas y en qué condiciones? ¿Quién está haciendo de la basura su negocio? ¿Cuánta basura están recogiendo? ¿Cuáles zonas de la ciudad atienden? ¿De quiénes son esos volteos que se ocupan del servicio de la manera más primitiva? ¿Cuántos son y cuánto se les paga? La cuarta verdad es que pudiéramos utilizar todo el presupuesto del municipio y traer doscientos camiones compactadores, pero el problema de la basura bajo esta administración no se resolvería. Con este modelo de gestión no lo vamos a resolver.
Es un problema de concepto y del corazón. De concepto porque se requiere un plan para la recolección y el manejo integral de los residuos y desechos sólidos de la ciudad y no lo hay. Que además cuente con la participación popular y la cultura ciudadana. ¿Hasta cuándo, por ejemplo, vamos a seguir recogiendo la basura casa por casa? Pero nadie en la Alcaldía tiene un plan. Y del corazón, porque de la cultura de reciclaje que debemos tener como parte de la solución se ha hecho un reciclaje de bolívares que viene de la basura para mantener una vida en dólares en Panamá.
Diputado Henry Ramírez