De Carrasquero en adelante, camino a las dos represas más grandes del Zulia: Tulé y Manuelote, el horizonte es desolador en Mara. Tierra reseca, vegetación gris y ganado esquelético buscando sobre el suelo desnudo los últimos vestigios del pasto que hace tiempo murió, es lo que se observa a ambos lados de la carretera, a lo largo del recorrido que dura unas dos horas.
“El ganado está muriendo. De 70 reses que teníamos nos quedan 40. Perdimos casi la mitad del rebaño y quizás podamos aguantar uno o dos meses más, pero si no llueve en ese tiempo, tendremos que sacrificar el resto, para no perder todo”, así describió José Soto, propietario de la finca El Cotoperiz, del sector Nueva Venezuela.
“La yasija (excremento de pollo), que le compramos a las granjas es lo que está salvando a las vaquitas que quedan, pero ni eso se escapa del sobreprecio. Hace dos meses comprábamos el saco a Bs. 4,50 y ahora lo compré a 50”, relató.
La zona de Nueva Venezuela, cercana a los embalses, pareciera sufrir con más rigor las inclemencias del clima.
“Tenemos ocho meses que no llueve y ya no aguantamos más. El gobernador (Francisco Arias Cárdenas) se reunió con nosotros y eso nos ha permitido conseguir un poquito de alimento, pero eso no dará para mucho tiempo”, afirmó Giovanny Atencio, productor.
A pesar que se reportó un aguacero en Tulé la semana pasada, la sequía sigue causando alarma en la población.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com