La ambición pudo más que cualquier vínculo familiar… una mujer pagó, el miércoles, para que asesinaran a su propio hermano. Así terminó una disputa por la herencia familiar: una finca y la cosecha de la siembra de plátanos que producía la tierra.
Si ya es dantesco el hecho que ordenara el crimen, la mujer se ensañó aun más: “pidió que la muerte fuera a puñaladas y machetazos. A José Eleazar Roa Roa, de 46 años, lo cazaron sus verdugos mientras se bañaba. Su hermana — de padre y madre— María Auxiliadora, de 48 años, cayó presa cuatro horas después del homicidio.
Tres delincuentes, identificados como “El Gato”, “El Negro” y “El Richita”, llegaron a la finca Santa Fe —propiedad de la familia Roa—, ubicada en la vía principal del sector Pueblo Nuevo, en el municipio Colón, a las 6:00 de la tarde del miércoles.
Los sicarios, quienes no superan, ninguno, los 25 años, revisaron la pequeña casa de la finca en búsqueda de su nueva víctima: José Eleazar.
Roa, padre de tres niños, estaba bañándose. Los criminales pasaron a la ducha y lo sorprendieron con dos machetes. Fue atacado, hasta que se desplomó al suelo, muerto, informaron los detectives que investigan el caso.
“Era además socio de una línea de taxis en El Vigía”, dijo un funcionario de la subdelegación San Carlos del Cicpc.
La hermana y victimaria, estaba escondida en la finca esperando que el homicidio —”por el que pagó 20 mil bolívares”— se ejecutara.
Consumado el crimen, las autoridades afirman que ella “entró al baño y se percató que José Eleazar estuviera muerto. Luego, huyó”.
Se escondió luego en el poblado de Cuatro Esquinas, pero cayó presa tan solo cuatro horas después, luego de varios allanamientos en su búsqueda.
Con las manos esposadas, María Auxiliadora confesó el homicidio ante los detectives del cuerpo detectivesco.
Afirmó que “tenía muchos problemas con su hermano, porque él quería quedarse con las tierras que le pertenecían a ella”.
“El Gato”, “El Negro” y “El Richita” escaparon en una camioneta Ford 150, roja, propiedad de la víctima. Dejaron el automotor abandonado y fue recuperado por los funcionarios del Cicpc-Zulia.
La muerte ya estaba sentenciada. María Auxiliadora había amenazado en varias oportunidades a su hermano.
“Cada vez que llegaba la cosecha de los plátanos, había una disputa en la familia”, contaron algunos allegados.
Los funcionarios de la División de Homicidios de la policía científica siguen realizando allanamientos para dar con el paradero de los tres autores materiales del homicidio.
Mientras el cuerpo de José es velado, María Auxiliadora espera su audiencia de presentación en tribunales.
El Sur del Lago está impactado. El pasaje bíblico que relata la muerte de Abel a manos de Caín volvió a repetirse.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com