
Una intensa ola de inversión global en centros de datos, impulsada por la carrera por la supremacía en inteligencia artificial (IA), está encontrando una resistencia inesperada: protestas comunitarias y prohibiciones municipales en Estados Unidos. La promesa de desarrollo tecnológico choca con crecientes preocupaciones sobre el consumo de recursos y el impacto social de estas megaconstrucciones.
El rechazo se ha materializado en acciones legales y moratorias. En Saline Township, Michigan, el pequeño municipio se opuso firmemente a un centro de datos de 100 hectáreas en tierras agrícolas. Aunque la promotora Related Digital emprendió acciones legales, la disputa terminó con un acuerdo que impone severas restricciones en el consumo de agua y obliga a la empresa a compensar al departamento de bomberos. Según Fred Lucas, abogado del municipio, estaban «entre la espada y la pared», recogió Xataka.
El descontento se basa en el elevado consumo de energía y agua de estos complejos. Ben Green, profesor de la Universidad de Michigan, señaló que el público se ha vuelto más consciente y crítico ante el impacto ambiental y social. A pesar de que las empresas promueven beneficios fiscales y empleos, muchos de estos trabajos son efímeros, y los centros operan con pocos empleados permanentes.
Memphis: Residentes protestaron contra un centro de datos de xAI, acusándolo de contaminación por el uso de turbinas de gas natural.
St. Charles, Missouri: El municipio aprobó una moratoria de un año que detiene nuevas construcciones. Esto ocurrió tras la propuesta de un proyecto de CRG cerca de fuentes de agua potable, el cual no especificaba sus necesidades de recursos ni el posible impacto de ruido.
El miedo al impacto a gran escala está llevando a decisiones definitivas. En Lordstown, Ohio, un proyecto de $500 mil millones liderado por OpenAI y SoftBank para reconvertir una antigua fábrica de General Motors, terminó en controversia. La municipalidad implementó una prohibición permanente a futuros centros de datos, aunque hizo una excepción para la instalación ya acordada.
La construcción de centros de datos se ha convertido en un tema político clave, especialmente en Virginia, que es un hub mundial de datos. En el condado de Prince William, tanto demócratas como republicanos han expresado su deseo de prohibir nuevos centros citando el impacto negativo en sus comunidades.
Con una inversión que supera el billón de dólares y una demanda energética en constante aumento, el futuro de la construcción de centros de datos en EE. UU. se presenta cada vez más incierto ante la creciente presión local.
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