
Con profundo pesar, la región zuliana lamenta el fallecimiento de la destacada periodista y escritora Marlene Nava, ocurrido en el día de hoy. Ícono ineludible de la cultura regional y una figura esencial en la promoción de las artes y las letras, su partida deja un vacío irremplazable en el panorama intelectual y social del occidente venezolano.
Marlene Nava forjó una carrera brillante y dedicada al servicio de la información y la cultura. Su pluma aguda y sensible se plasmó en medios de comunicación de gran prestigio, dejando una huella imborrable en el periodismo zuliano. Entre las instituciones que se beneficiaron de su talento se encuentran el Diario Crítica y El Nacional de Occidente, donde su labor no solo se centró en la noticia, sino también en la exaltación y documentación de las tradiciones, la historia y el arte de la región. Colaboró también con una diversidad de otros medios, llevando siempre consigo el compromiso con la verdad y la belleza.
Su vocación trascendió la mera noticia para convertirse en un verdadero motor de impulso cultural. Marlene Nava fue una incansable promotora de la cultura, dedicando especial atención a la riqueza y el folklore de su amada parroquia Santa Lucía, en Maracaibo. Para ella, Santa Lucía no era solo un lugar de residencia, sino un manantial de inspiración y un epicentro de identidad que merecía ser visibilizado y preservado. Sus escritos sobre la música, las costumbres, los personajes típicos y la arquitectura de esta emblemática parroquia constituyen un valioso testimonio para las futuras generaciones.
La escritora y periodista demostró que el periodismo puede ser un arte al servicio de la memoria colectiva. A través de sus crónicas, entrevistas y reportajes, tejió un tapiz narrativo que capturó la esencia del ser zuliano. Su trabajo contribuyó significativamente a la preservación de la identidad regional, sirviendo de puente entre el pasado y el presente, y asegurando que las voces y las historias de la gente común encontraran un espacio de reconocimiento.
Colegas, amigos y la comunidad cultural en general la recuerdan no solo por su profesionalismo, sino también por su calidez humana, su espíritu inquebrantable y su pasión contagiosa por la vida y por Maracaibo. Marlene Nava no solo reportaba la cultura; ella era parte intrínseca de ella. Su legado perdurará en cada texto rescatado, en cada historia contada y en el espíritu vibrante de Santa Lucía que tanto se esforzó por enaltecer.
La familia, la comunidad periodística y la cultura venezolana rinden hoy un sentido homenaje a una mujer que dedicó su vida a enriquecer el alma de su tierra. Que su obra y su compromiso sirvan de inspiración para todos aquellos que creen en el poder de la palabra y en la importancia de la defensa cultural. ¡Descansa en paz, Marlene Nava!
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