
La Virgen de Chiquinquirá culmina su Ciclo misionero de fe y esperanza» de 124 Aniversario
La Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá se vistió de profunda emoción y recogimiento este domingo, marcando el fin de un periodo de intensa devoción. Monseñor José Luis Azuaje Ayala, Arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), presidió la solemne Misa de la Aurora de la Chinita, un acto que simbolizó la culminación del 124 aniversario de la sagrada imagen y su regreso al nicho.
Ante una feligresía desbordante de fervor, el prelado enfatizó el carácter misionero de la fe, que guio a la Reliquia de la Virgen de Chiquinquirá durante su recorrido por parroquias, calles y avenidas de la región zuliana. Este ciclo se denominó un «tiempo de gracia» que invitó a la acción y al testimonio.
Misión cumplida: El encuentro de la Madre y su pueblo
En una conmovedora homilía, Monseñor Azuaje recordó el propósito de la visita de la Patrona del Zulia: «Hoy, hemos llegado al final de este tiempo de gracia. La sagrada reliquia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá regresa a su santuario, a ese camarín, para ser vista por todos, sin distinción. Cerramos, pues, un ciclo de fervorosa visita, donde Nuestra Madre ha salido al encuentro de su pueblo zuliano».
El Arzobispo comparó la acción de la Chinita con la visita de María a su prima Santa Isabel, llevando la alegría y la esperanza a cada hogar. «Ella ha venido también a visitarnos a todos nosotros, a nuestras familias, a nuestros niños y ancianos, a nuestros enfermos, a nuestros gozos, y también a nuestras penas».
El líder eclesiástico describió las poderosas manifestaciones de fe presenciadas durante el recorrido:
Lágrimas de gratitud por los favores recibidos.
Súplicas de auxilio ante las adversidades.
Esperanza inquebrantable de un pueblo que se niega a rendirse.
«Cada flor, cada gaita, cada vela encendida, cada promesa cumplida, ha sido un eco de aquel ‘sí’ de María a la voluntad de Dios», aseguró Monseñor Azuaje, indicando que la Madre ha recogido estas devociones para presentarlas ante su Hijo Jesucristo.
El retorno y el llamado a ser misioneros
El acto del retorno de la Reliquia a su sitial de honor, es decir, su ascenso al camerín, conlleva un profundo significado para los fieles. «El retorno implica para nosotros que mantenemos la alegría por lo vivido y también por lo sentido, por lo esperado y también por lo compartido», enfatizó el prelado.
Monseñor Azuaje, quien estuvo acompañado por el Gobernador del estado Zulia, Luis Caldera, la Primera Dama, representantes de la Alcaldía de Maracaibo y diputados, elevó un llamado a la feligresía a asumir el compromiso que deja el ciclo misionero: ser testigos de la fe en la vida cotidiana.
«Creer a pesar de las tinieblas que Cristo tiene la última palabra. Por eso debemos unirnos en la fe y mantener viva la llama que se encendió en la Bajada y se avivó en la Aurora», afirmó el Arzobispo.
Patrona de la esperanza en Año Jubilar
Finalmente, el Arzobispo destacó el papel vital de la Virgen de Chiquinquirá como guía espiritual en el contexto actual, especialmente en el Año Jubilar de la Esperanza.
«La Virgen de Chiquinquirá es la patrona de la esperanza en este año jubilar y nos enseña a mirar más allá de lo evidente. Como nos dice San Pablo, la esperanza no defrauda», concluyó Monseñor Azuaje, exhortando a la población a seguir el ejemplo de la Madre, manteniendo firme la luz de la fe para enfrentar los desafíos que se presenten.
El regreso de la Chinita marca una pausa en su encuentro físico, pero ratifica la renovación del espíritu zuliano, invitando a la comunidad a ser constructora activa de la paz y la esperanza que Ella sembró en cada rincón visitado.
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