
La capital zuliana vibró en la noche del sábado 8 de Noviembre, día del gaitero , en memorable acto que fusionó la más arraigada tradición regional con la tecnología de vanguardia, celebrando por todo lo alto esta memorable fecha.Más de un millar de drones y mil quinientos niños y jóvenes músicos de la gaita se unieron en un espectáculo sin precedentes para rendir un sentido homenaje a Astolfo Romero, el inmortal «Parroquiano» de la gaita.
El epicentro de esta manifestación de fe y cultura fue la emblemática plazoleta de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, el santuario de la patrona del Zulia, la «Chinita». Al caer la noche, las miradas se elevaron al cielo, donde mil aeronaves no tripuladas se sincronizaron para trazar un lienzo de luz en la oscuridad.
Tecnología y devoción en el cielo zuliano
La multitud contuvo el aliento cuando los drones comenzaron a dibujar figuras monumentales, combinando la precisión digital con la profundidad de la devoción. El espectáculo aéreo recreó las imágenes sagradas de la Virgen de Chiquinquirá, la beata Madre Carmen Rendiles y el doctor José Gregorio Hernández. El momento más ovacionado llegó cuando la figura luminosa de Astolfo Romero —cuyo legado en la gaita zuliana es incalculable— apareció en el firmamento, honrando su trayectoria como compositor e intérprete de clásicos ineludibles.
En perfecta armonía con este despliegue tecnológico, una masiva orquesta de 1.500 niños y jóvenes gaiteros tomó el escenario, entonando con pasión los temas que Astolfo Romero legó al cancionero regional, reafirmando que la gaita tiene en las nuevas generaciones su más fuerte relevo. Esta simultaneidad de voces y luces simbolizó la unión indisoluble entre la fe, la herencia musical y la proyección futura del Zulia.
La gaita como orgullo regional
Las autoridades y organizadores destacaron la magnitud del evento como una declaración de orgullo cultural.
Endri Méndez, presidente de la Fundación Nacional de la Gaita, expresó la emoción colectiva: “Hoy no solo disfrutamos el talento de nuestros niños y la magia de los drones. Presenciamos la devoción de un pueblo que canta con el alma sus creencias y a sus hijos ilustres. La gaita es más que música; es la voz del Zulia”.
Por su parte, el gaitero y organizador Jaime Indriago subrayó la calidad y alcance del espectáculo: “Hemos vivido un evento extraordinario, conjugando tecnología avanzada con una organización impecable. Mil quinientos niños entregaron su alma y corazón para proyectar la gaita ante el mundo, demostrando que este género está más vivo que nunca”.
Finalmente, el alcalde Gian Carlo Di Martino celebró este renacer cultural: “La gaita vuelve a ser el centro de atención y el corazón palpitante del Zulia. Este acto es un regalo para nuestro pueblo, un reconocimiento a nuestros valores y a figuras eternas como Astolfo Romero, cuyo espíritu parrandero y devoción por la Chinita nos siguen inspirando”.
Entre fuegos artificiales, luces danzantes y la vibrante emoción colectiva de los asistentes, Maracaibo reafirmó su identidad. La gaita, que es sentimiento, celebración y fervor religioso, se elevó al cielo zuliano en el día dedicado a sus cultores, marcando un hito en la historia cultural de la región.
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