Alex Ramírez pisó por primera vez un estadio de la Liga Venezolana de Béisbol en 15 años, el pasado martes, cuando visitó el José Bernardo Pérez, de Valencia, durante el cuarto juego de la final entre Caribes de Anzoátegui y Navegantes del Magallanes.
Fue el mismo escenario que pisó la última vez, también en una final, en enero de 2000, pero con el uniforme de Águilas del Zulia, que se coronaron al vencer en cinco juegos a los turcos.
“Lo que recordé fue el ultimo out. Fue un fly al right field que conectó Melvin Mora”, dijo el mirandino, quien capturó ese elevado. “Recuerdo mucho ese fly, no solo porque quedamos campeones acá, sino porque a mi hijo, que estaba bien pequeñito, le prometí esa pelota. La agarré y él estaba muy contento”.
Desde entonces se marchó al béisbol japonés para convertirse en leyenda. Es el único extranjero con 2.000 o más hits en la historia del circuito, dominó varios lideratos ofensivos y se adueñó de numerosas marcas, además de ganar en par de oportunidades el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Central de la Nippon Proffesional Baseball.
También se alejó del nido rapaz, al que esperaba volver esta temporada, hasta que se le presentaron problemas personales que evitaron su reencuentro con la afición venezolana.
“El año pasado tenía un entusiasmo muy grande de regresar al béisbol venezolano, pero después empecé a tener problemas personales, me estaba divorciando, y como soy una persona muy competitiva pensé que no iba a poder dar el 100% en el terreno y no iba a ser lo justo para la fanaticada venezolana”, explicó. “Desde octubre tuve que viajar a Estados Unidos constantemente y no quería dejar el equipo aquí y regresar a Estados Unidos, ir y venir, y por eso tomé la decisión de no jugar”.
“Pero, si Dios quiere, este año las cosas serán distintas y podré jugar”, apuntó. “La fanaticada me ha dado un apoyo excelente y quiero agradecerle regresando este año a jugar. Quiero retirarme con Águilas y trataré de hacerlo para darle lo que se merecen, un campeonato”.
“Ramichan” sabe que, a los 40 años, ya no es aquel slugger temible que acumuló 380 cuadrangulares en la pelota nipona, por lo que ya tiene una fecha de retiro en el lejano oriente.
“Acabo de recibir una llamada del equipo de Yokohama BayStars y están interesados en darme la oportunidad de retirarme en el terreno de juego. Quieren darme un contrato de un día para jugar el 4 de abril”, contó. “Sería un honor retirarme de esa manera. Ese sería el cierre fenomenal de mi carrera en Japón y espero hacerlo de esa manera en el béisbol venezolano”.
Así espera poner punto final a una carrera de 13 años en la que acumuló números suficientes para ser el primer latino en el Salón de la Fama de ese circuito. Después se enfocará en su nuevo rol de oficina, como vicepresidente ejecutivo del Gunma Diamond Pegasus, club de liga independiente en el que jugó el año pasado.
“Estoy buscando a los jugadores importados y lo que quiero es llevar el talento venezolano a Japón”, dijo el ahora ejecutivo, quien firmó a los lanzadores Levi Romero, Enyelberth Soto y al infielder Jesús Merchán. “También estoy buscando un pitcher, otro infield y un jardinero de poder”.
El magallanero Frank Díaz era uno de sus objetivos, pero aún no ha concretado su firma. Otra opción es el lanzador aguilucho Ramón García, quien fue recomendado por Edgardo Alfonzo, coach del Magallanes y su excompañero en los Gigantes de Yomiuri.
“Él dice que tiene unas cualidades muy buenas. No lo he visto lanzar, pero pienso que Edgardo tiene la sabiduría, jugó en Japón, y no lo voy a pensar dos veces. Si él está interesado, me lo llevaría para Japón”, soltó el jardinero, quien se mantendrá entrenando para llegar en buenas condiciones a la temporada invernal.
“Cuando me ofrecieron el cargo en la parte ejecutiva me dijeron que podía entrenar y hacer lo que quisiera en el terreno de juego. Por eso espero mantenerme en forma para estar listo para cuando empiece la temporada de la liga venezolana”, destacó. “No sé si pudiese estar con Águilas desde el principio de la temporada, pero si llego a finales de octubre o a principios de noviembre, ya estaré hasta lo último aportando mi experiencia, no solo como pelotero, sino también como técnico, ayudando a los peloteros jóvenes”.
El entusiasmo de volver a la pelota venezolana le creció con las pocas horas que compartió en el terreno con muchos conocidos en el estadio valenciano que lo vio uniformarse por última vez la final de la campaña 1999-2000.
“Fue muy especial. Le quiero dar las gracias a Edgardo Alfonzo por darme la oportunidad de venir y reencontrarme con todas estas personas. Duré tres horas y no fue suficiente”, admitió. “Pienso que debí haber pasado más tiempo con los peloteros. Sentí que necesito regresar al béisbol venezolano para así compartir con mi gente. Fue un día muy espectacular”.
Heredero
“En mi carrera en Japón no he visto a un pelotero como Ernesto Mejía”, dijo sobre el campeón jonronero de la Liga del Pacífico de la campaña pasada. “Tiene un talento increíble y pienso que puede ser el próximo Roberto Petagine, el próximo Alex Ramírez o el próximo Alex Cabrera. Tiene todas las cualidades que se necesitan para ser esa clase de pelotero allá en Japón”.
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