Con un marcador de 0-2 el Barcelona le ganó al Arsenal en el Emirates, fue un partido sensacional por ambas partes que únicamente podía decidirse gracias a un genio. Y el genio en cuestión viste el 10 en la espalda con el escudo blaugrana en el pecho.
Si Messi hubiera jugado con el Arsenal, estaríamos hablando ahora mismo de un triunfo del equipo inglés, pero Leo regresó a su competición favorita con la idea de convertir la vuelta en el Camp Nou en un trámite y lo logró con dos goles definitivos que sitúan al equipo de Luis Enrique virtualmente en cuartos de final.
Evidentemente, Messi no lo logró solo. Detrás suyo tuvo un equipo monstruoso en el que los once elegidos por Luis Enrique jugaron de inicio a fin sin un solo cambio. El mismo equipo que ganó la última final de la Champions en Berlín jugó los 90 minutos en Londres aplicando todos los registros posibles que se le pueden exigir a un gran equipo.
El portero, Ter Stegen, estuvo fabuloso cuando se le necesitó; los centrales dieron un curso en defensa; Busquets, Iniesta y Rakitic fueron un rodillo que doblegó a los ingleses a base de posesión y en la delantera, Suárez y Neymar no le dieron un minuto de descanso a sus marcadores…y luego, quedaba Messi. El diferente, el mejor del mundo que apareció para marcar distancia. La diferencia entre un gran partido y un encuentro perfecto se llama Leo Messi.
En la primera parte, ambos equipos dieron lo mejor de si mismos, pero el tiempo corría a favor de los barcelonistas. Cada ocasión que conjuraba Ter Stegen era un frustración para un Arsenal, que sabía perfectamente que todo el esfuerzo que estaba realizando en una primera parte modélica le iba a pasar factura en la segunda.
Si en el primer tiempo el Barcelona se aferró a Ter Stegen y a la posesión de balón, en la segunda, el equipo inglés empezó a sufrir. Este Barcelona es una apisonadora que te mata por insistencia. Luis Enrique no movió el banquillo en el segundo tiempo porque veía que los suyos iban a más mientras que Wenger trataba de refrescar sin éxito su equipo.
Tenía claro el Barcelona que la clave del partido estaba en esperar a que el Arsenal se desordenara. Era cuestión de dejar pasar el tiempo hasta que los ingleses se pusieran nerviosos pensando en la vuelta en el Camp Nou. En la segunda parte, el Arsenal olvidó su orden y se lanzó contra la portería de Ter Stegen y al primer contragolpe, Messi batió a Cech.
A partir de ahí, el Barcelona era consciente de haber ganado el combate. A siete minutos del final, una nueva acción de Messi acabó en penalti que el propio argentino convirtió dejando la eliminatoria sentenciada y demostrando que cuando hay que echar mano de la perfección, Leo siempre aparece.
Vía AS/www.diariorepublica.com