
El cierre parcial del gobierno federal de Estados Unidos se adentra en su tercer día sin visos de solución, luego de que el Senado estadounidense rechazara este viernes dos propuestas clave destinadas a reanudar las operaciones gubernamentales. Ni la iniciativa republicana ni la demócrata lograron obtener los 60 votos necesarios para su aprobación, consolidando un peligroso estancamiento en el Congreso.
La disputa central, de acuerdo con reportes, gira en torno a la financiación de los subsidios de salud amparados bajo la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio. Los demócratas buscan extender la financiación, mientras que los republicanos insisten en una ley transitoria que mantenga los actuales niveles de gasto, vinculando la reanudación del gobierno a recortes en estos programas sociales.
Despidos masivos y economía en riesgo
Las consecuencias de la parálisis se sienten ya a nivel nacional. Cientos de miles de empleados públicos permanecen sin salario, y servicios esenciales están comprometidos.
En una escalada sin precedentes, el presidente Donald Trump anunció planes que van más allá de los permisos sin sueldo aplicados en cierres anteriores. El mandatario planea reducciones de gastos y posibles despidos masivos en agencias federales, sumando incertidumbre al panorama laboral. Además, su administración ha bloqueado miles de millones de dólares en fondos de infraestructura, afectando directamente a estados de mayoría demócrata como Illinois.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) advirtió que la paralización está costando aproximadamente $400 millones de dólares diarios en salarios federales no pagados, debilitando la economía y obligando a familias militares a recurrir a asistencia alimentaria ante la falta de ingresos.
En el Capitolio, los líderes de ambas cámaras se han enfrascado en un cruce de acusaciones, responsabilizándose mutuamente del bloqueo.
Mientras la cúpula se mantiene firme —particularmente la dirigencia republicana y la Casa Blanca, que no ceden en su intención de reducir los subsidios de salud—, un pequeño grupo de legisladores bipartidistas intenta negociar una vía intermedia. No obstante, el éxito de este esfuerzo depende directamente del aval del presidente Trump y del liderazgo republicano.
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