
Caracas denuncia que los ataques son una violación flagrante a los derechos humanos y del derecho a la vida, con víctimas en Colombia, según el presidente Gustavo Petro. La ONU se reúne en tiempo récord ante el riesgo de una escalada militar en la región.
El escenario geopolítico en el mar Caribe se ha convulsionado tras las recientes operaciones de la administración de Donald Trump, que han resultado en la destrucción de cinco lanchas y la trágica muerte de veinte personas. Esta escalada de violencia provocó una respuesta contundente de la administración de Nicolás Maduro, que solicitó una «reunión urgente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas» para abordar lo que califica como un «despliegue militar desproporcionado e injustificado».
Venezuela denunció estas acciones como una «violación flagrante a los derechos humanos, incluyendo el más sagrado de todos, el derecho a la vida misma», según una carta enviada a la ONU.
Alerta de invasión y advertencia de Rusia
En un tiempo récord de menos de 24 horas, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para abordar la creciente tensión. Durante la sesión, Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia, adoptó una postura firme al advertir a Estados Unidos que «se abstenga de un error irreparable: el posible ataque a Venezuela» bajo la justificación de combatir el narcotráfico.
El diplomático ruso detalló que, desde agosto, Washington ha concentrado «tres destructores, junto con aviones de patrulla antisubmarinos, acorazados y submarinos nucleares, en las costas de Venezuela», elevando el contingente militar total a más de 4.000 efectivos. Nebenzia cuestionó abiertamente: «¿Qué es esto, preparativos para una invasión?», asegurando que Venezuela tiene «todos los motivos para creer que EEUU está listo para pasar de las amenazas a la acción».
Condena regional y críticas bipartidistas en EE. UU.
La condena a las operaciones militares se extiende más allá de la ONU. Desde Colombia, el presidente Gustavo Petro denunció que la última lancha destruida por un ataque estadounidense era de bandera y tripulación Colombianas, lo que, a su juicio, abre un «nuevo escenario de guerra en esta zona». Petro cuestionó el argumento antidrogas de Washington, calificándolo de falso, y sentenció que «no hay una guerra contra el contrabando, hay una guerra por el petróleo y debe ser detenida por el mundo», elevando el conflicto a una agresión contra «toda América Latina y el Caribe».
En Estados Unidos, el rechazo a la ofensiva militar también crece. Diversos senadores y líderes políticos demócratas, como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, han advertido sobre el riesgo de una escalada sin respaldo internacional. Por el lado republicano, Rand Paul ha señalado que el uso de la fuerza en el Caribe podría violar principios constitucionales al no contar con la aprobación formal del Congreso. Una votación en el Senado para frenar estas acciones fue rechazada por un margen estrecho de 51-48.
Llamado al diálogo
El presidente Colombiano, Gustavo Petro, insistió en que Venezuela «no necesita misiles ni invasiones, sino un diálogo político entre los mismos venezolanos». En este sentido, propuso una «coordinación entre las fuerzas policiales y militares de Colombia y Venezuela para erradicar la actividad mafiosa en la frontera».
Mientras la tensión internacional se mantiene, el presidente Nicolás Maduro afirmó que «está ganando la paz, mientras defiende su derecho a la soberanía y la vida», un mensaje que resuena con los sondeos que indican que la población venezolana rechaza la violencia.
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