Joao Ricardo Pedro drenó su frustración por no encontrar trabajo en España con la escritura. Se acostumbró rápidamente a sentarse frente a su computadora y ahora su primer libro es un éxito de ventas en España.
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«Era la primera vez en toda su vida que Joao Ricardo Pedro, de 40 años, se sentaba frente al ordenador para escribir una novela. De hecho,cuando lo hizo, ni siquiera sabía que de las teclas saldría esta historia, que ya estaba dentro de él, pero se fue formando a partir de los días y la dedicación de su autor. Siempre le gustó la literatura, aunque cuando llegó el momento de decidir una profesión optó por estudiar Ingeniería Electrotécnica.
Durante más de una década trabajó en el sector de las telecomunicaciones, hasta que en 2009, la crisis también llamó a su puerta. Y su primera obra, ‘Tu rostro será el último’, le dio la oportunidad de esquivarla. Fue la vencedora del Premio Leya en 2011, el premio literario más cuantioso del país, dotado de 100 mil euros. La novela acaba de ser lanzada en España por la editorial Planeta. Para este año, también ya tiene prevista la edición en Holanda y Francia y en 2014 se pondrá a la venta en Alemania.
El libro tiene como punto de partida la Revolución de los Claveles de abril de 1974 y cuenta la historia de una familia portuguesa marcada por los largos años de la dictadura de Antonio Salazar, por la represión política y por la guerra colonial en África. Todo comienza con un hombre que sale armado de su casa, una madrugada dría de abril. Horas después, mientras en Lisboa se fragua la revolución que puso fin a la dictadura y trajo la democracia a Portugal, ese mismo hombre aparece en el campo, acribillado a balazos.
«Las personas suelen decir que el desempleo puede ser una oportunidad para darle la vuelta a tu vida, pero lo cierto es que para la mayoría de la gente eso resulta muy difícil», contó Joao Pedro a ELMUNDO.es. «Yo he tenido mucha suerte», insiste el autor, varias veces a lo largo de la conversación, consciente de que «en estos momentos es muy difícil publicar un libro, vender tantos ejemplares como yo he vendido y encima que te lo traduzcan en otros países».
Pero eso es precisamente lo que le ha sucedido a él, y en poco más de un año. Nada más quedarse en el paro, como lo hizo con una «situación financiera cómoda», no le urgía buscar otro empleo. Entonces pensó en dedicarse a lo que siempre había querido hacer: escribir. «Desde los 17 años leo mucho y llegó un momento en que la literatura empezó a gustarme más que la ingeniería”, dice, al tiempo que reconoce que aún así, nunca había tenido el coraje suficiente para dejarlo todo y ponerse a escribir. Por eso, cuando perdió el empleo pensó: «ahora o nunca».
Vía ElMundo.es