
El principal asesor de política exterior del presidente brasileño, Celso Amorim, ha lanzado una severa advertencia global: una invasión o ataque directo de Estados Unidos contra Venezuela podría sumergir a Sudamérica en un conflicto regional prolongado, reminiscentemente similar a la guerra de Vietnam.
En declaraciones exclusivas a The Guardian, Amorim, reconocido diplomático y exministro de Relaciones Exteriores y de Defensa de Brasil durante los primeros mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva, expresó una profunda preocupación por la escalada de tensiones en la región.
Un “Acto de guerra” y riesgo de escalada
Amorim fue contundente al calificar la reciente decisión del gobierno de Donald Trump de ordenar el cierre del espacio aéreo venezolano como «un acto de guerra». El asesor brasileño manifestó su temor de que la crisis bilateral pueda intensificarse drásticamente en las próximas semanas, tal como se indicó en la nota original del medio Notitarde.
«Lo último que queremos es que Sudamérica se convierta en una zona de guerra, y una zona de guerra que inevitablemente no sería solo una guerra entre Estados Unidos y Venezuela. Terminaría teniendo una participación global, y esto sería realmente lamentable», declaró Amorim, cuya perspectiva es crucial dada su influencia en la política exterior del actual gobierno brasileño.
Ecos de Vietnam en Sudamérica
La analogía con el conflicto de Vietnam resuena con fuerza en las declaraciones de Amorim, quien no dudó en predecir la naturaleza de una posible intervención terrestre o aérea a gran escala.
«Si hubiera una invasión, una invasión real… creo que sin duda se vería algo similar a lo de Vietnam; es imposible saber a qué escala», añadió el diplomático. Esta comparación sugiere una resistencia local tenaz, una guerra asimétrica y la posibilidad de que otras potencias se vean involucradas, transformando el conflicto en una crisis de dimensiones internacionales.
El veterano político apeló al profundo sentimiento de soberanía de la región. «Conozco Sudamérica… todo nuestro continente existe gracias a la resistencia contra los invasores extranjeros”, declaró, en una clara alusión a las luchas históricas por la independencia y la no injerencia. Predijo que cualquier ataque estadounidense reavivaría un sentimiento antiamericano en Latinoamérica, similar al generado por las intervenciones de Washington durante el período de la Guerra Fría. Esta reacción podría desestabilizar la cooperación hemisférica y complicar las relaciones futuras con Washington.
El despliegue militar en el Caribe
La preocupación de Brasil se sustenta en el aumento de la actividad militar estadounidense cerca de las costas venezolanas. Desde el pasado mes de agosto, Estados Unidos ha puesto en marcha el mayor despliegue naval en el Mar Caribe desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962. A esto se le suma una serie de ataques aéreos catalogados como «mortales» contra supuestos barcos cargados de drogas, que han resultado en la muerte de más de 80 personas, una cifra alarmante que subraya la militarización de la zona.
Celso Amorim fue enfático al establecer la postura de Brasil ante la crisis. Reiteró que el gobierno de Lula da Silva se opone firmemente a cualquier intento de cambio de gobierno forzado en Venezuela.
La posición de Brasil, como potencia regional y miembro clave de organizaciones como el BRICS, añade un peso significativo a esta advertencia, señalando la necesidad urgente de soluciones diplomáticas que eviten la militarización de un conflicto con consecuencias potencialmente catastróficas para todo el continente. La comunidad internacional queda advertida sobre el alto riesgo de una escalada que podría trascender las fronteras venezolanas y sumir a Sudamérica en una crisis de seguridad sin precedentes.
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