El Cuerpo de Marines de Estados Unidos (USMC) completó recientemente una serie de ejercicios de entrenamiento en Puerto Rico, en medio de un notable incremento de la actividad militar estadounidense en la región caribeña. El Pentágono confirmó que las maniobras, centradas en la proyección de fuerza y la respuesta rápida, son un componente clave de la estrategia antidrogas del país.
⚓ Entrenamiento de Alta Capacidad
Los ejercicios incluyeron complejos desembarcos anfibios utilizando aerodeslizadores (LCACs) y el despliegue de helicópteros de transporte UH-1Y y de ataque Apache. Además, los marines practicaron técnicas de infiltración y aseguramiento de objetivos con vehículos tácticos ligeros Polaris MRZR, elementos esenciales para la toma de posiciones estratégicas.
El Comando Sur de EE. UU. (SOUTHCOM) difundió material audiovisual de las prácticas, enfatizando que estas actividades están alineadas con las prioridades del Departamento de Guerra para combatir el tráfico ilícito de drogas en la región, buscando «reforzar la capacidad de respuesta regional.»
📈 Contexto de Tensión Regional
Estas maniobras coinciden con una escalada de la presión militar estadounidense en el Caribe. La Armada de EE. UU. ha incrementado su presencia, destacando el reciente despliegue del portaaviones nuclear USS Gerald Ford y otras unidades navales de avanzada.
Dato Clave: Los ejercicios se realizan en un momento de creciente preocupación internacional por posibles acciones militares contra Venezuela. Medios de comunicación estadounidenses han reportado planes de contingencia en Washington para atacar objetivos militares venezolanos, presuntamente vinculados a redes de narcotráfico como el llamado Cartel de los Soles.
🌊 Lucha Antidrogas con Impacto
En las últimas semanas, las operaciones navales estadounidenses han resultado en la destrucción de más de una decena de embarcaciones sospechosas de estar involucradas en el narcotráfico, saldándose con la pérdida de vidas de sus ocupantes.
Los ejercicios en Puerto Rico refuerzan la dualidad de la estrategia de Washington: por un lado, proteger y asegurar las rutas marítimas vitales y, por otro, robustecer la ofensiva contra el narcotráfico transnacional en América Latina.
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