“No siento nada». Impasible, así estaba una vecina de Wuhan (China), quien se dispone a enterrar a un familiar fallecido de un infarto hace semanas. Como ella, miles de habitantes de la ciudad china donde se originó el COVID-19 se preparan para sepultar a sus seres queridos, tras dos meses confinados.
En el cementerio Biandanshan, grupos de habitantes, desconsolados y con mascarilla, hacían fila pacientemente este martes para pasar por el control de los guardias de seguridad y de la policía, vestidos con trajes de protección, antes de enterrar bajo un cielo plomizo a amigos y familiares. Una escena que se viene repitiendo estos últimos días en Wuhan, reseñó AFP.
Con la reapertura gradual de Wuhan, sus residentes tienen una primera oportunidad de enterrar a sus muertos y de desahogarse tras la experiencia «infernal» que está viviendo la ciudad.
En Biandanshan, las autoridades, con el fin de evitar cualquier posible contagio, dispusieron a los grupos en filas, separados por vallas, y les tomaron la temperatura y los rociaron con desinfectante antes de entrar al recinto.
Algunos llevaban urnas de color rojo, negro o dorado, con las cenizas de sus seres queridos.
Muchos de los 11 millones de habitantes de Wuhan se quejaron en línea de que allegados suyos habían muerto de otras causas distintas a la COVID-19 por la falta de atención médica durante la epidemia, que congestionó los hospitales.
Vía Globovisión/www.diariorepublica.com