
El volcán Kilauea, uno de los gigantes geológicos más activos del planeta, ofreció un espectáculo natural de proporciones épicas en vísperas de Navidad. En una nueva y poderosa fase eruptiva, la lava incandescente se disparó a alturas asombrosas que superaron los 427 metros (1.400 pies), una columna de fuego y roca fundida visible desde múltiples puntos de la Isla Grande de Hawái. Esta elevación es notablemente más alta que la emblemática Torre Eiffel de París (330 metros), pintando el cielo nocturno de la isla con un rojo vibrante en plenas festividades navideñas.
La espectacularidad del evento fue confirmada por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que catalogó esta como la erupción explosiva número 39 del actual ciclo. La coincidencia no fue menor: este episodio se produjo justo en el primer aniversario de la erupción en curso del Kilauea, marcando un hito en su historia reciente.
Récords batidos y una noche de fuego
La actividad más intensa comenzó la noche del martes 23 de diciembre y se extendió durante casi seis horas, finalizando en las primeras horas de la madrugada del 24. El USGS precisó que esta erupción ha batido múltiples récords para el Kilauea, incluyendo las «bases de lava más altas», el «mayor volumen de lava erupcionada» y la «mayor tasa de efusión de lava» jamás registradas por el Observatorio de Volcanes de Hawái.
El frenesí eruptivo alcanzó su punto máximo cerca de las 9:30 de la noche, hora local. Mientras el ventiladero sur era el más potente, el ventiladero norte no se quedaba atrás, registrando chorros de lava de hasta 274 metros (900 pies). Científicos del USGS describieron la escena con admiración. «Esto es, de lejos, lo más asombroso que he visto en mi vida en términos de vulcanismo hawaiano», comentó Ken Hon, científico a cargo del Observatorio de Volcanes de Hawái a Hawaii News Now, destacando la intensidad y la magnitud sin precedentes del fenómeno.
Atracción turística bajo estricta vigilancia
A pesar de la magnitud de las fuentes de lava, las autoridades del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái han mantenido la calma al confirmar que la erupción se mantuvo contenida dentro del cráter, sin desbordarse o representar una amenaza inmediata para las comunidades cercanas o la infraestructura crítica.
No obstante, el parque ha emitido alertas por las altas emisiones de gases volcánicos (conocidos como vog), una mezcla de dióxido de azufre y otros aerosoles que pueden ser peligrosos para la salud. Se ha instado a los visitantes y residentes a mantenerse estrictamente en las áreas seguras designadas y a respetar las restricciones temporales.
La erupción en curso ha transformado al Parque Nacional en un destino de obligada visita. De hecho, el fenómeno natural ha disparado el turismo. En noviembre de este año, se contabilizaron 157.000 visitantes, lo que representa un aumento del 43 % en comparación con el mismo periodo del año pasado. La promesa de presenciar, desde una distancia segura, una de las fuerzas más primarias y poderosas de la Tierra en plena actividad, ha consolidado al Kilauea como un espectáculo inolvidable.
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