
Un reciente y alarmante informe del senado ha puesto al descubierto decenas de casos de negligencia médica y condiciones de detención inhumanas en centros de control migratorio a nivel nacional. La situación se ha agravado en instalaciones como la Sala de Detención de Baltimore, donde una oleada de operaciones migratorias ha forzado a los detenidos a permanecer por períodos mucho más largos que los previstos, revelando fallos críticos en la capacidad operativa de las autoridades.
Deficiencias críticas y retrasos en la atención
Los abogados de los migrantes denunciaron que varios de sus clientes han tenido que «pelear» para acceder a medicamentos esenciales en el centro de Baltimore.
Mediante una demanda, la agencia gubernamental se vio obligada a admitir ante el tribunal que carece de un proveedor de alimentos para proporcionar tres comidas diarias y que no cuenta con personal médico permanente en las instalaciones. Inicialmente, este centro estaba diseñado para albergar a los detenidos por solo 12 horas.
«Este es un problema que 100% ellos mismos crearon», declaró Dagen una abogada defensora, en referencia a las autoridades. «Ellos se autoimponen estas cuotas, eliminan la discrecionalidad para liberar personas e intentan arrestar a un número de personas que es simplemente inviable… a sabiendas de que no tienen la capacidad para retener a esta gente”.
Hambre y condiciones insalubres
Desde enero, tras las diversas operaciones de control migratorio, es mucho más probable que los detenidos permanezcan retenidos hasta una semana en la Sala de Detención de Baltimore.
Las condiciones alimentarias son un punto de grave preocupación:
Comida insuficiente: «Lo que empezamos a escuchar muy pronto, quizás en febrero, fue que la comida que les daban tres veces al día era increíblemente insuficiente», afirmó Dagen.
Poco valor nutricional: Los detenidos reportan recibir a veces solo «una barra de proteínas; otras veces tan solo pan y agua». En otros casos, solo se les daba «el arroz y los frijoles, no una comida completa» de una ración militar.Además de la escasez de alimentos, los detenidos tienen que solicitar botellas de agua y no siempre se les provee. Aunque la oficina del ICE sostiene que los lavabos conectados a los inodoros de las celdas son una fuente continua de agua, Dagen manifestó que los detenidos se quejaron de que el agua tiene mal sabor, planteando serias dudas sobre su salubridad



