
Antes de concluir su visita y emprender el regreso a Roma este martes 2 de diciembre, el papa León XIV emitió un llamamiento urgente y contundente desde el aeropuerto de Beirut. El sumo pontífice exigió el cese inmediato de los ataques y las hostilidades en la región, declarando que «nadie crea que la lucha armada conlleva algún beneficio.»
En el discurso más enérgico de su viaje, el Papa León XIV deseó que «todo Medio Oriente se comprometa con este espíritu de fraternidad y de esfuerzo por la paz, incluso quien hoy se considera enemigo.»
“Las armas matan; la negociación, la mediación y el diálogo edifican. ¡Elijamos todos la paz como camino, no sólo como meta!,” expresó el Papa.
Visita en Medio de la Violación de la Tregua
La visita del pontífice a Líbano se produjo pocos días después de un ataque israelí al sur de Beirut, una acción que constituyó una nueva violación a la tregua firmada hace un año con la mediación de Francia y Estados Unidos, y que resultó en la muerte de un miembro del grupo chií Hizbulá. Hizbulá había solicitado previamente al Papa, mediante una carta abierta, que «rechazara» las agresiones de Israel durante su estancia.
El periódico libanés L’Orient-Le Jour ha documentado más de 12.000 violaciones del alto el fuego por parte del Ejército israelí, con el objetivo de eliminar a Hizbulá, y que han resultado en más de 300 víctimas mortales.
Homenaje a las Víctimas del Puerto de Beirut
El Papa León XIV expresó su alegría por haber cumplido el sueño del Papa Francisco de visitar Líbano y se mostró profundamente conmovido por su «breve visita» matutina al puerto de Beirut, donde la devastadora explosión «ha devastado no sólo un lugar, sino tantas vidas».
«Llevo conmigo el dolor y la sed de verdad y de justicia de tantas familias, de todo un país,» destacó. La investigación sobre la explosión, que causó más de 200 muertes y miles de heridos, se encuentra estancada, incrementando el clamor de los habitantes por la verdad y la justicia.
En un gesto inusual en los viajes papales, el pontífice quiso saludar a los libaneses que no pudo visitar, mencionando a «Trípoli y el norte, la Becá y el sur del país, que viven de modo particular una situación de conflicto y de incertidumbre».
Finalizó su discurso con las históricas palabras de San Juan Pablo II: «el Líbano, más que un país, es un mensaje, Aprendamos a trabajar juntos y a esperar juntos, para que así sea.»
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