El país de Israel, con gran parte de su población inmunizada, dio hoy otro paso hacia la recuperación de la vieja normalidad: los ciudadanos se pudieron quitar la mascarilla al aire libre tras la autorización gubernamental, luego un año de imponerse su uso obligatorio para contener el virus, y las escuelas reanudaron clase presencial a tiempo completo sin división en grupos reducidos.
Sin grandes restricciones, con una reapertura casi total y un ambiente que recuerda a los tiempos previos a la pandemia, muchos habitantes israelíes salieron hoy a la calle sin la mascarilla puesta, con el optimismo de sentir que siguen dejando atrás la pandemia tras una veloz vacunación que llevó a un descenso sostenido de la morbilidad.
Pero las mascarillas no desaparecen por completo: todavía son obligatorias en espacios interiores, y Sanidad recomienda usarlas también en grandes reuniones o zonas concurridas en área exterior.
Ante ello, quizás también por una costumbre ya adquirida, muchos paseaban aún hoy por Jerusalén con el tapaboca que les cubría las vías de respiración, o colocada en el mentón para ponérsela rápidamente si debían entrar a un comercio o subirse al transporte público.
«Salí de casa sin la mascarilla puesta, pero al cabo de poco me la volví a poner porque me sentía raro, como si estuviera desnudo», explicó a EFE Tuval Wolf, un joven israelí que caminaba por una calle peatonal de la Ciudad Santa con boca y nariz tapadas.
Para otros como Yoav Menuhin, estudiante de 23 años, salir al aire libre y «respirar sin el filtro de la mascarilla» fue «liberador» e incluso «emocionante», todo un símbolo de esperanza que ilustra como el país árabe prosigue con éxito su vuelta a cierta normalidad, sin embargo, no deberán acelerarlo de una manera imprudente por cautela ante las secuelas y la curva de la pandemia, deberá ser un proceso que se acople con un paso lento y riguroso.
Simón Sánchez
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