
El estado Trujillo se rindió a los pies de su hijo más ilustre, el recién canonizado San José Gregorio Hernández. Entre 7.000 y 8.000 peregrinos participaron en la emotiva caminata de 17 kilómetros desde Valera hasta Isnotú, su tierra natal, en una jornada donde la fe se demostró incansable porque la afluencia de devotos nunca cesó.
El peregrinaje arrancó a primera hora, con los más madrugadores partiendo desde municipios cercanos a las seis de la mañana. Si bien la multitud principal de Valera se unió poco después, el flujo de personas que se sumaba al recorrido a lo largo del día fue una imagen conmovedora.
Las personas nunca dejaron de llegar, ni siquiera en las horas de mayor sol. Al contrario, la carretera se mantuvo como un río humano constante, alimentado por la fe inquebrantable hacia el «Médico de los Pobres».
En este mar de devoción, destacaron los actos de sacrificio y amor. Cientos de personas asistieron para pagar favores concedidos o para reafirmar su fe. Ante el gran evento de la canonización, la noche anterior se pudo observar cómo feligreses caminaron descalzos en la ruta, ofreciendo el sacrificio como gratitud. También padres y madres llevaron a sus hijos, asegurando que el orgullo de tener un santo en casa se transmitiría a la siguiente generación.
Asimismo, miles de devotos acudieron a encender una velita en el Santuario de Isnotú, buscando la intercesión de su santo. Familias enteras, jóvenes y ancianos completaron los 17 kilómetros para honrar la memoria y el legado de San José Gregorio Hernández, en una manifestación que reafirma su profundo arraigo en el corazón de los venezolanos.
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