Dos camionetas modelo pick-up repletas de hombres armados en su parte posterior y decenas de motorizados circulaban el miércoles pasado en la tarde por las calles de la parroquia Candelaria en Caracas. Iban rastreando a los estudiantes de la oposición que participaron en la manifestación del día de la Juventud. Si encontraban algún grupo de ellos a su paso, los agredían. La mayoría tenía camisas negras, usaba chalecos antibalas y pasamontañas del mismo color.
Inti Rodríguez, coordinador de medios de la ONG Provea, cuenta que a las 9:20 de la noche del miércoles unos veinte sujetos vestidos de negro, con pasamontañas, chalecos y armas largas, lo secuestraron a las puertas de la estación del Metro de Agua Salud. «Me retuvieron durante 40 minutos en los que me golpearon, revisaron mi teléfono y me preguntaron qué hacía en Provea. En eso, escuché que uno comentó: ‘el ministro dijo que nos quedáramos quietos, que nos recogiéramos’. Unos hablaban como hampones, pero quien comandaba el grupo empleaba un lenguaje policial», diferencia Rodríguez.
El sociólogo Carlos Raúl Hernández explica que los llamados colectivos sociales «son grupos paramilitares, mecanismos represivos que ante la opinión pública internacional no comprometen al Gobierno, porque es diferente que la Guardia o la Policía le caiga a palos a un estudiante o aparezca muerto, que sean estos grupos, que no están directamente vinculados al Gobierno, pues siempre se podrá decir que son manifestaciones espontáneas de la gente y que hubo actos violentos en las calles o enfrentamientos entre grupos».
«El rol es reprimir, golpear, atemorizar y estar fuera de los mandos institucionales del Estado», añadió.
Recordó que estos grupos «comenzaron a ser usados para arrojarle sustancias asquerosas a los parlamentarios» durante el primer Congreso de la República de la llamada Revolución Bolivariana y luego «han servido para disolver manifestaciones».
El miércoles a la 1:30 PM el presidente Nicolás Maduro dijo desde La Pastora en Caracas: «Le hago un llamado al PSUV a las UBCH, a los colectivos: que nadie caiga en la provocación del fascismo».
Más tarde, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, al confirmar la muerte de Juan Montilla, líder del «Secretariado Revolucionario de Venezuela», que aglutina 97 colectivos, envió un mensaje desde el estado Aragua: «A los colectivos del 23 de Enero les pedimos calma y cordura».
Para Hernández, que Cabello «haya tenido que prácticamente rogar para que los colectivos no se desbandaran y que no le hicieran caso, muestra el grado de autonomía que tienen».
Exigen castigo
En una entrevista concedida ayer a EUTV, el presidente del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), Alberto Carías, reconoció que el miércoles estuvo en los alrededores de la Fiscalía para «defender la democracia», pero aseguró que «estábamos sin armas».
«No tenemos armas en estos momentos, pero si la democracia venezolana, al igual que en 2002, se ve afectada por un intento de golpe de Estado, yo de manera responsable como presidente del MRTA les digo que vamos a sacar nuestras armas y capuchas», enfatizó Carías.
Por su parte, Juan Contreras, militante de la Coordinadora Simón Bolívar (CSB), lamentó los asesinatos que se registraron el miércoles. «Hay sectores que están empeñados en creer que a través de un golpe pueden derrumbar estos 15 años de revolución», expresó.
Contreras opinó que «la impunidad le hace mucho daño al proceso». «¿Dónde están los nombres de las personas que se llevaron los 20 mil millones de dólares de Cadivi con empresas fantasmas? ¿Dónde están los responsables de los asesinatos de casi 300 campesinos en 15 años?», se preguntó.
El miembro del CSB confía en que las leyes y las instituciones castigarán a los dirigentes de la oposición, Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, por «generar esta ola de violencia con sus declaraciones».
Vía El Universal