
Instituto Cervantes digitaliza archivos del escritor venezolano Rufino Blanco Fombona
El Instituto Cervantes ha culminado un proyecto trascendental para la literatura en español: la digitalización de los archivos del escritor, editor y político venezolano Rufino Blanco Fombona (Caracas, 1874 – Buenos Aires, 1944), considerado una de las voces más influyentes, aunque paradójicamente menos conocidas en la actualidad, de la primera mitad del siglo XX.
Estos documentos, depositados en Venezuela, representan un tesoro para investigadores y el público general, y su acceso digital facilitará el redescubrimiento de un autor cuya obra tendió un puente cultural fundamental entre España e Iberoamérica. La institución española ha anunciado que esta labor no solo preserva la memoria de Blanco Fombona, sino que abre nuevas y vastas posibilidades para el estudio de su pensamiento y su prolífica producción.
Un exilio fecundo y una propuesta al Nobel
Rufino Blanco Fombona fue un intelectual polifacético: diarista de primer orden, editor, periodista, novelista popular y político en ambos lados del Atlántico. Su vida estuvo marcada por un largo exilio de treinta años en Madrid, una etapa de gran efervescencia literaria y política. Es un dato poco conocido, pero significativo, que España propuso su nombre para el prestigioso Premio Nobel de Literatura, un reconocimiento a la calidad y la relevancia de su pluma.
Entre los materiales ya digitalizados, destacan una riqueza de textos históricos y literarios, muchos de ellos inéditos, junto con detalladas notas de viaje. Estas notas narran sus extensos periplos por Europa (con especial énfasis en España), Estados Unidos e Iberoamérica, ofreciendo una crónica íntima y aguda de su tiempo. Este trabajo digitalizado podrá ser consultado por usuarios potenciales de cualquier parte del mundo, eliminando las barreras geográficas para el conocimiento.
La huella de Blanco Fombona en la literatura española
La estrecha y compleja relación de Blanco Fombona con España abarcó casi toda su vida adulta, iniciando en 1903 con la publicación de su volumen de misceláneas, ‘Más allá de los horizontes’, y cerrando en 1933 con la publicación de una parte de sus diarios y la novela ‘El secreto de la felicidad’. A lo largo de su carrera, publicó cerca de 400 títulos, muchos de los cuales siguen siendo fundamentales para la comprensión del pensamiento, la historia y la literatura de aquellos años convulsos.
Sus diarios son una fuente inagotable de información sobre el panorama literario previo a la Guerra Civil española (1936-1939). En ellos se recogen sus amistades y admiraciones profundas por figuras como Miguel de Unamuno, Manuel Machado, Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca. A la par, no escatimó en expresar sus fobias y críticas a otros autores destacados de la época, como Azorín, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas.
El compromiso político y la injusticia póstuma
Más allá de su rol como intelectual, Blanco Fombona participó activamente en la política española. Se opuso firmemente a la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y, con el advenimiento de la Segunda República (1931-1936), ejerció como Gobernador Civil (representante del Gobierno) en dos provincias.
Curiosamente, su compromiso político tuvo repercusiones incluso después de su muerte. A pesar de haber fallecido en Buenos Aires en 1944, fue condenado póstumamente por su pertenencia a la masonería por un tribunal de la dictadura franquista, que se instauró en España tras la guerra civil, subrayando el impacto y la controversia que generó en vida.
Próximos pasos y una gran exposición
Para celebrar este importante rescate documental, el Instituto Cervantes prepara una muestra especial con estos archivos digitalizados. La exposición se llevará a cabo en su sede de la localidad madrileña de Alcalá de Henares, lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes, estableciendo un simbólico diálogo con el autor cumbre de la lengua.
De cara al futuro, el Cervantes ya se plantea la ampliación de la digitalización para el año 2026, con el objetivo de incluir los documentos que actualmente se encuentran en París, bajo la custodia de su nieta, Maguy Blanco-Fombona, asegurando así la preservación y el acceso a la totalidad de su valioso legado.
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