Por Henry Ramírez
Desde la ribera occidental del Lago hasta más allá de la C3, desde el planetario en el norte hasta el Hospital General en el Sur, desde el subsuelo donde se cruzan anárquicamente tuberías de servicios hasta el Mirador inservible del Milagro, desde las aguas lacustres contaminadas hasta el aire cargado de smog, Maracaibo padece una crisis terrible que ha puesto seriamente en trance su identidad cultural y su perfil urbano. Ésta crisis se traduce en el desplome físico de la ciudad, en su poblamiento desparramado, en las altas tasas de homicidio,en la espantosa puesta en escena de latones oxidados con cuatro ruedas que hacen de transporte público, en la lucha cuerpo a cuerpo (carro a carro) que libramos en el tránsito vehicular, en la lucha desigual y salvaje del carro contra el ciudadano de a pie, en fin en los seculares problemas sociales de desigualdad y exclusión.
Simplificando, las dos Maracaibo, la consolidada y en decadencia, y la desestructurada y amorfa,confrontan graves problemas.Pero a ambas hay que atenderlas y darles respuestas apropiadas y contundentes, porque de no hacerlo corremos el riesgo de que las perdamos a las dos. No hay servicio público urbano o conexo a la vivienda que se salve del actual estado de cosas. La recolección de la basura y su tratamiento por estos días desborda la escasa visión y capacidad del gobierno municipal; el transporte público y la movilidad urbana son una vorágine que va dejando vidas en las aceras y asfalto; los drenajes para las aguas de lluvias y los colectores para las aguas servidas hace años sino décadas que nadie las piensa; el desorden urbanístico en el uso de suelos, espacios y señalética; la ocupación descarada de mafias del suelo que trafican con el comercio informal; la crisis de los cuerpos uniformados de la municipalidad, sean bomberos o policías.
La demora en la actuación del gobierno municipal para resolver siquiera la mitad de alguno de estos problemas, y la pretendida justificación descargándola responsabilidad sobre otros, como por ejemplo pasa el tema de la seguridad y la basura, no ha hecho más que agravar esa crisis. La ciudad no ha llegado a lo que es hoy por casualidad. Es el resultado de un modelo de gestión que viene desde hace muchos años pero que ha tocado fondo con la gestión dela actual Alcaldesa. Hay que recordar de nuevo lo que pasó con los salserines, comomaltrató a los gaiteros pensionados, como burló al poder popular constituido en consejos comunales y al mismo Consejo local de planificación. A los comerciantes informales les puso una emboscada con las policías municipal y regional. Quería privatizar la feria de la Chinita y si no la paramos vende la tablita de la Virgen. Ha ido más veces a Panamá que a La Curva.
Lo peor es que no aprende. Ella sigue pensando que la cosa se resuelve limpiando una cañada cuando llueve, o escondiendo la basura en el relleno, o regalando pipotes de agua o atravesando en las aceras y caminerías carteles feos y absurdos que obligan al maracaibero a tirarse a la calle para caminar. Nada de pensar la ciudad de los próximos veinte años, Nada de diseñar un plan rector de drenajes de aguas de lluvias y de colectores de aguas servidas, para que Maracaibo no se inunde. Nada de intervenir para que el estado de contaminación de aire, agua y suelos de Maracaibo se detenga. Nada de un plan para el manejo integral de la basura. Nada de imaginar la Maracaibo de nuestros hijos.
Diputado del CLEZ