
La vicepresidenta Ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, conmemoró este martes 9 de diciembre el bicentésimo primer aniversario de la Batalla de Ayacucho, la trascendental gesta militar que en 1824 selló la victoria independentista y la emancipación definitiva de Suramérica del dominio imperial español.
A través de una contundente publicación difundida en sus canales de comunicación, la alta funcionaria rindió un emotivo homenaje a los próceres que forjaron la libertad, destacando la figura monumental del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. La vicepresidenta enfatizó que el espíritu de esta victoria perdura como un faro para los pueblos de la región.
»Se cumplen 201 años de la Batalla de Ayacucho, el triunfo que selló la independencia definitiva de Suramérica», expresó Rodríguez. «Honramos la memoria del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, comandante del glorioso Ejército Unido Libertador, quien, guiado magistralmente por la estrategia del Padre de la Patria, Simón Bolívar, consolidó la victoria definitiva contra el yugo imperialista español».
Rodríguez subrayó con firmeza que el legado histórico y la visión estratégica de los libertadores continúan siendo la guía, la inspiración y el motor inagotable de los pueblos suramericanos en la coyuntura actual. Este legado, afirmó, es una brújula moral frente a los desafíos contemporáneos.
La funcionaria reafirmó el compromiso inquebrantable de la República Bolivariana de Venezuela con los ideales de libertad, autodeterminación y soberanía nacional, forjados en el fragor del campo de batalla en la Pampa de la Quinua, Perú. La Batalla de Ayacucho no solo significó un triunfo militar, sino el nacimiento de una nueva era de repúblicas libres.
»A más de dos siglos de aquel hito, los pueblos de la Patria Grande siguen más firmes que nunca, cohesionados y en pie de lucha, en defensa de nuestra libertad sagrada y de la soberanía que nos legaron nuestros héroes», sentenció la vicepresidenta. «Esta conmemoración nos llama a redoblar el compromiso con la unión y la resistencia de la región».
La vicepresidenta concluyó su mensaje con un llamado a mantener vivo el espíritu libertario: «¡Que viva la independencia! ¡Que viva el legado de Bolívar y Sucre!». Este aniversario, más que un recuerdo, es una ratificación de la determinación de la región por ser un territorio de paz, libre de injerencias y garante de su propio destino, tal como lo soñaron los próceres de Ayacucho. La gesta de 1824, afirmó, resuena hoy con la misma fuerza que hace dos siglos, impulsando la defensa irrestricta de la dignidad nacional y regional.
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