Cuando la pirotecnia empieza a iluminar de colores el cielo o a invadir de fuertes sonidos el ambiente, los perros en casa sienten que la guerra inició. Bajo la sensación de bombas que caen a su alrededor no pueden evitar el instinto natural de huir desesperados por cualquier camino. Correr de un lado a otro, buscar refugio, temblar y hasta perder la conciencia de lo que hacen forman parte de las reacciones más comunes sin distingo de raza, edad y tamaño.
El perro posee la capacidad de magnificar el sonido hasta cuatro veces más que los humanos. Su sensibilidad a los fuegos artificiales los conduce a un fuerte estrés físico comparable con los ataques de pánico no controlados del ser humano.
Elio Ríos, vicepresidente de NaturaAzul, explicó que tanto los perros como los pájaros interpretan los juegos pirotécnicos como una agresión. Si ya el animal sufre de hipertensión o problemas de corazón, el estrés incluso les puede producir una lesión que los lleve a la muerte.
Para reconocer el efecto basta fijarse en su comportamiento. Temblores, aumento de la secreción salival, taquicardia, jadeo y pérdida de control son muestra de la sensación de claustrofobia y susto que experimentan los animales. Estrellarse contra las puertas y hasta escaparse de sus hogares resulta frecuente durante la celebración de fin de año.
Es responsabilidad de los dueños tener en cuenta la seguridad del animal y la suficiente paciencia para ayudarlos a superar lo que para ellos es una tortura. Dos escenarios se presentan posibles para la celebración: irse de casa o quedarse con las mascotas. Dependiendo de ello cambian las medidas.
Recomendaciones
En caso de verse obligados a dejar al perro solo el próximo 31 de diciembre, Doris Rubio, presidenta de Asodepa, propone no amarrarlo con una cadena porque en medio del desespero puede ahorcarse. Es recomendable buscarle un sitio seguro donde se sienta confortable sin mobiliario que pueda romper.
En el espacio se deben cerrar las ventanas y bajar las persianas para que el animal no presencie el reflejo de los cohetes, así como colocarle un equipo de sonido con música relajante a bajo volumen como método tranquilizante.
En caso de estar en casa, Rubio exhortó a no consolar al perro por tener miedo. Al confortarlo con un trato especial se estaría reforzando la conducta. La mejor opción, apuntó, es darle vueltas de chequeo, hablarle y ponerle juguetes o una cobija que les guste en un espacio cómodo.
Bajo medicación
En casos extremos, las tiendas de mascotas comercializan gotas o pastillas tranquilizantes sin prescripción médica que pueden ayudarlos. La directora de Asodepa recomienda consultar con el veterinario antes de administrarle el sedante si se trata de un perro mayor.
Para Ríos otra opción sería administrarle un calmante bajo estricta vigilancia médica. El líquido no puede ser inyectado de forma empírica porque la dosis debe calcularse de acuerdo con el peso del animal. El hipnótico, tras una consulta, se colocaría a las 7.00 de la noche del 31 de diciembre para que el efecto perdure hasta las 5.00 de la mañana del día siguiente.
“Solo puede intervenirse con un veterinario. En caso contrario, el perro puede morir si se le coloca un sedante que no corresponde a su peso. Debemos respetarlos”.
El ambientalista exhortó a disminuir el abuso de los juegos pirotécnicos y a los padres a estar pendientes de sus hijos para que en medio de las travesuras los animales no resulten perjudicados.
Entrenamiento previo
Un mes antes de las fiestas decembrinas se pueden desensibilizar a las mascotas para evitar la conducta de pánico con los fuegos artificiales. Doris Rubio, presidenta de Asodepa, explicó que someter al perro a escuchar una grabación gradual del sonido de la pirotecnia puede ayudarlos a superar el trauma.
La primera vez se debe colocar el sonido a bajo volumen mientras el dueño en ese tiempo aprovecha de jugar con él y compensarlo con alguna comida de su gusto de manera que el perro relacione lo que escucha con algo agradable, un refuerzo positivo. La actividad debe hacerse a diario y en cada sesión subir el volumen de forma gradual. Para cambiar el comportamiento se requerirá entre dos semanas a un mes de entrenamiento.
Información de La Verdad