En un estudio prospectivo dirigido por investigadores holandeses de la División de Nutrición Humana de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), de 10 años de duración, participaron 20.069 hombres y mujeres de entre 20 y 65 años y libres de enfermedades cardiovasculares, al inicio de la investigación.
El trabajo sigue el criterio de una de las investigaciones más relevantes con relación al valor cromático de los alimentos. La misma busca asociar a esta clasificación por colores un beneficio fisiológico añadido al que ya proporcionan las frutas o las hortalizas en general como grupo de alimentos por su valor nutricional. Los autores del estudio catalogaron los vegetales en cuatro grupos cromáticos: verde, rojo-anaranjado, morado-azulado y blanco e identificaron en cada caso sustancias con efectos funcionales relevantes en la salud.
Vegetales verdes: magnesio y relajación muscular. Las verduras verdes como espinacas, brócoli, coles de Bruselas, lechugas (las de hoja más oscura), guisantes o judías son, en comparación con el resto, las más ricas en ciertos nutrientes como el magnesio.
Naranja-amarillo intenso: antioxidantes que nutren y protegen la piel. Los carotenoides -tales como betacaroteno, astaxantina, licopeno y retinolson- son derivados de la vitamina A. Las zanahorias, la calabaza, el boniato, el mango y la papaya son los vegetales con mayor concentración de dichos compuestos. Le siguen en importancia los cítricos (pomelo, naranja y mandarina), el melocotón y el albaricoque.
De color blanco: protección vascular. Los autores de la mencionada investigación holandesa comprobaron cómo un mayor consumo de frutas de carne blanca como las peras y las manzanas, se asoció a una mayor reducción del riesgo de accidente cerebrovascular o ictus. En este grupo cromático, además se incluyen el plátano y hortalizas y verduras como ajos, puerros, cebollas, endibias, pepino, setas y coliflor.
Rojo-morado: salud cardiovascular. Los flavonoides son los pigmentos colorantes más sobresalientes en las frutas y hortalizas de color rojo intenso y/o morado. A estos compuestos antioxidantes se suma otro con idéntico efecto y de presencia indiscutible en este grupo cromático de alimentos: el licopeno, de color rojo intenso, abundante en el tomate. A estas sustancias se les atribuyen propiedades preventivas en la salud cardiaca y coronaria, como la mejora del perfil de riesgo cardiovascular.También, se comprobó que la ingesta habitual de alimentos ricos en antocianinas y otros flavonoides contribuye a la prevención de la hipertensión por sus propiedades vasodilatadores.
Hay evidencia de que los carotenoides, pigmentos abundantes en este tipo de alimentos colorados, protegen la piel contra las quemaduras solares y aumentan la defensa contra la luz ultravioleta. Para lograr estos efectos saludables se aconseja la presencia diaria de alimentos coloridos como cerezas, uvas, fresas, bayas (frambuesas, moras, arándanos…), sandía. Entre las hortalizas se incluyen la remolacha roja, la col lombarda, el pimiento rojo (también el pimentón, un potente condimento antioxidante) y el tomate en todas sus presentaciones (al natural, en zumo y en salsa).
Vía AP