
Un estudio de siete años de duración liderado por la Universidad de la Suiza Italiana (USI) ha revelado que los tatuajes no solo son un arte permanente en la piel, sino que podrían ser perjudiciales para el sistema inmunitario. La investigación, publicada en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, concluye que la tinta del tatuaje se propaga y se acumula en órganos vitales de defensa.
Investigadores dirigidos por Santiago F. González, del Instituto de Investigación Biomédica, descubrieron que la tinta viaja rápidamente al sistema linfático, acumulándose en grandes cantidades en los ganglios linfáticos, los centros neurálgicos de la respuesta inmunitaria.
📉 Deterioro Crónico y Muerte Celular
La preocupación central del estudio radica en la forma en que el organismo reacciona a los pigmentos. Las células inmunitarias especializadas llamadas macrófagos capturan activamente la tinta, lo que desencadena una respuesta inflamatoria de larga duración.
Según el comunicado de la universidad suiza, tras una fase aguda de dos días, se inicia una «fase crónica que puede prolongarse durante años». En esta etapa, el sistema inmunitario se ve debilitado, lo que potencialmente podría «aumentar la susceptibilidad a las infecciones y el cáncer».
El estudio también señala un hallazgo crítico: los macrófagos, incapaces de descomponer eficazmente la tinta como lo harían con otros patógenos, terminan muriendo.
❓ Inquietud por la Seguridad Global
Financiado por organizaciones suizas e involucrando a 12 grupos de investigación internacionales, el estudio despierta serias inquietudes sobre la seguridad de los tatuajes, dada su popularidad masiva: se estima que casi una de cada cinco personas en el mundo lleva al menos uno.
Los resultados abren un debate necesario sobre los efectos biológicos a largo plazo de la tinta en el organismo humano.
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