Se trata del único remedio científicamente comprobado para tratar la mordedura de serpientes venenosas, y en Venezuela solo existe un punto de producción autorizado. Aunque en LUZ (La Universidad del Zulia) también es elaborado, no han podido distribuirlo por la falta de algunos equipos y los permisos de ley.
“El suero es bastante escaso”, asegura el veterinario Carlos Torres, trabajador de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de LUZ. Aunque “normalmente debería conseguirse en grandes hospitales como el Chiquinquirá, el Universitario y el General del Sur”, aseguró.
En el ámbito nacional sólo la Universidad Central de Venezuela (UCV) distribuye suero antiofídico, dice Torres, quien labora desde hace más de un año en la caballeriza y el bioterio de la FCV, asegurando que “la escasez del suero es un problema de salud pública que requiere atención”.
Las cuatro serpientes venenosas de Venezuela pueden encontrarse en la región occidental, afirma Torres. Por otra parte, el veterinario Juan Montilla, profesor de la FCV, afirma que la zona geográfica cambia las características de los venenos, por lo que un antídoto fabricado con el veneno de la misma región es más efectivo.
Los expertos afirman que las cuatro serpientes venenosas en Venezuela son: Crotalus, mejor conocida como Cascabel, Bothrops, como Mapanare, Micrurus como Coral, y la poco común Lachesis, también llamada Cuaima Piña.
Torres describe a la Cascabel como una serpiente tímida que por lo general ataca cuando alguien se cerca demasiado. A diferencia de la Mapanare, que según dice, es más territorial y suele ser agresiva por naturaleza. La Cuaima Piña, asegura que solo se ve en entornos selváticos, y la Coral es también poco común, pero todas son peligrosas.
La Mapanare tiene el mayor índice de accidentes ofídicos, asegura Torres. Una mordedura en una pierna de esta serpiente “puede traer como consecuencia la amputación del miembro comprometido, esto se puede evitar con el uso adecuado del suero antiofídico”, aclara Montilla. “El suero debe administrarse dentro de las primeras tres horas”.
El suero antiofídico “no va a reconstruir los daños, sino a neutralizar el veneno que todavía no ha hecho efecto”, explica el profesor. Entre tanto, Torres agrega que el antídoto “se obtiene a partir de la sangre de algunos animales. Generalmente se utilizan los caballos por su docilidad y sus características”.
El procedimiento
Identificar el tipo de veneno de la serpiente y extraerlo es el primer paso para la elaboración del suero antiofídico. Esto depende de la zona geográfica, señala Montilla. Seguidamente se deshidrata el veneno y se determina la dosis letal para aplicar al caballo, que posteriormente crea los anticuerpos, es decir, las defensas contra el veneno que se le inyecta. Esto tarda de 10 a 12 días después de la última inoculación.
Luego se extrae el 3% del peso vivo del caballo en sangre y se refrigera por 24 horas para separar el plasma, añadir preservativos y mantenerlo limpio. Se hace una purificación y concentración de las inmunoglobulinas, que son anticuerpos, y se obtiene un dializado concentrado y purificado mediante una serie de procesos físico-químicos. El producto final envasado se obtiene una vez hecha la combinación de dosis en partes iguales.
Los trabajadores dependen del abastecimiento de reactivos y otros materiales importados. “Hacemos una planificación de producción anual, y cada 45 a 50 días se obtiene”, explica Torres.
“El suero no ha sido probado en personas. Siguiendo las normas de la Organización Mundial de la Salud, se ha probado en animales”, precisa Montilla. La FAV comenzó a producir de manera experimental los antídotos en 1998. Actualmente trabajan en conjunto con el Parque Tecnológico, el Ministerio del Poder Popular para la Salud, Corpozulia, Fonacit y LUZ a través de la Facultad de Ciencias Veterinarias para obtener los antídotos experimentales en un convenio que arrancó en el año 2009. Son los únicos en la región occidental que trabajan en sueros antiofídicos, afirma Torres.
Dificultades
Para ambos expertos, la importación de los reactivos y otros materiales ha sido una de las mayores dificultades que han tenido ante la producción del suero. “Venimos trabajando de forma experimental y en pequeñas cantidades, tratando de estandarizar el proceso, pues luego de lograr una pequeña escala queremos pasar a una etapa de distribución”, aseveró Montilla. Actualmente se encuentran en una etapa de preparación para recibir la asesoría pertinente y así poder determinar qué condiciones deben aplicar para lograr la anhelada escala de distribución. Los veterinarios necesitan de la aprobación del Ministerio del Poder Popular para la Salud para poder lograr su meta.
Para Montilla, la producción a mayor escala del suero antiofídico en occidente “va a contribuir a solucionar un problema de salud pública como lo es la mordedura de serpientes venenosas en seres humanos”, además de “salvar vidas y evitar que las personas queden con secuelas que le imposibiliten desarrollarse normalmente en la sociedad”.
“Es importante para la salud pública y nos ahorra gastos de importación, ya que traer un suero antiofídico de afuera es costoso. No es posible que en pleno siglo XXI, una persona muera por una mordedura de serpiente, teniendo aquí los recursos y el conocimiento para hacer el suero antiofídico (…) el suero para la Coral no se produce en Venezuela. Aunque es una serpiente con baja incidencia de accidentes ofídicos, es peligroso. Han habido casos y se han muerto las personas”, aseveró Torres.
Reducir los costos de importación y socorrer a las víctimas de los accidentes ofídicos son solo una parte de lo que engloba una situación de esta magnitud. La ironía de contar con el conocimiento para producir suero antiofídico y no lograrlo a escala pública frustra a los expertos, quienes siguen esperanzados en una respuesta por parte de las autoridades.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com