
Una pareja de turistas venezolanos que se encontraba de vacaciones en Tenerife, Alexandra Caraballo y Cristian Mederos, fue víctima de una violenta agresión en el popular spot de surf de Punta Blanca. El incidente, cuya grabación se ha viralizado en redes sociales, muestra cómo un surfista local, identificado como Tintín Alcalá, exigió de forma agresiva y amenazante a la pareja que abandonara el lugar.
Según los reportes, el conflicto escaló rápidamente a pesar de los intentos de Cristian Mederos de dialogar. Él explicó que no interferiría con la práctica del surf y que se reubicaría, pero el diálogo fracasó, dando paso a una secuencia de violencia.
La Escalada del Conflicto
La situación se tornó física con golpes dentro y fuera del agua, persecución y el lanzamiento de piedras contra la pareja y sus acompañantes. Todo esto se desarrolló a plena vista de otros bañistas y en ausencia de intervención policial.
Tras la difusión de las imágenes, el agresor, Alcalá, publicó una «aclaración» en la que intentó justificar su conducta. Aseguró haber reaccionado a supuestas provocaciones previas, amenazas e incluso una mordida de perro, alegando que los videos estaban «manipulados» y que su único objetivo era «mantener el respeto» en el spot.
Condena Unánime de la Comunidad Surfista
La respuesta de la comunidad surfista ante el suceso fue de firme condena. La cuenta especializada Surf en Español emitió un comunicado tajante, subrayando que las normas del surf se basan en el respeto y la comunicación, y que ninguna supuesta provocación justifica la violencia física.
“Cuando se cruza esa línea, dejamos de hablar de normas y empezamos a hablar de violencia, algo que no representa los valores del surfing,” señalaron.
Los surfistas locales de Tenerife también se distanciaron de la agresión, haciendo una clara distinción entre el concepto de «localismo» entendido como cuidado y convivencia, y aquel basado en la intimidación y el ataque. El mensaje fue claro: “El mar no tiene dueño, el respeto no se impone a golpes y el surf, para ser cultura, debe ser compartido,” concluyendo con un rechazo categórico a cualquier forma de violencia, dentro y fuera del agua.
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