Cuando un funcionario policial es asesinado a manos de la delincuencia, la ciudadanía se siente “desprotegida e indefensa”, aseguran expertos en criminología. El hampa, sin escrúpulos, no respeta el uniforme de funcionarios. Solo en el estado Zulia se contabilizan 20 efectivos policiales y militares muertos de forma violenta, en lo que va de año.
En Caracas, la cifra mortal es cinco veces mayor a la del Zulia. Las estadísticas reflejan que, hasta la fecha, a 117 funcionarios le han quitado la vida, lo que significa alrededor de 11 muertes al mes. Los criminólogos estiman que, al menos, 150 uniformados han sido asesinados en todo el país.
Los criminales enlutan a todos los organismos de seguridad, ninguno está exento. En esta entidad, la mayor cantidad de funcionarios caídos pertenecían al Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia: son seis los casos. Le sigue la policía científica con dos muertes, la Guardia Nacional Bolivariana con 3, dos efectivos de la Policía Nacional Bolivariana y un oficial muerto del Sebin, Polimachiques y Polimiranda.
En el 55% de los homicidios (11) el móvil fue el robo. La mayoría de los policías fueron interceptados para robarles el arma de reglamento o la moto que conducían. En otros hechos, han muerto por venganza o ajuste de cuentas.
Otro tanto de funcionarios fallecieron al enfrentarse con los delincuentes. Lamentablemente, perdieron la vida en el intento de frustrar un asalto.
Reidy José Silvera Salazar, un funcionario activo de la PNB, fue el primer policía asesinado en el año. El 4 de enero, un delincuente apodado “El Mudo”, le quitó la vida, de cinco disparos, cuando el oficial salía de una fiesta en el barrio La Revancha, de Maracaibo.
Enero ha sido el mes más violento. Seis efectivos perdieron la vida en los primeros 31 días del calendario, entre ellos, el supervisor agregado del Cpbez, Alexis Valbuena, de 55 años, degollado por su vecino el 15 de enero en su casa en el municipio Mara. El homicida fue capturado.
El criminólogo Fermín Mármol García explicó que cada vez los delincuentes son más jóvenes y cometen los delitos bajo las influencias de las drogas, lo que hace que aumente su adrenalina y disminuyan los temores.
Además señaló que dentro de la “jerarquía del hampa”, los criminales “ganan más respeto” si la víctima es un policía o militar.
Por otra parte, el experto en criminología,Luis Izquiel, apunta que los altos índices de impunidad aumentan la violencia en el país.
En abril, la cifra subió a once muertes, más de la mitad de los números actuales. El efectivo de Polimachiques, Roger Enrique Zambrano Garabito se convirtió en una de las víctimas del primer cuatrimestre del 2015. El policía perdió la vida durante un ataque al puesto de comando del río Apón.
En la capital zuliana se han registrado el 55% de los homicidios, seguido por la Costa Oriental del Lago con 20% y Machiques de Perijá con el 15%.
El expresidente de la comisión para la transformación policial, Freddy Bernal, opinó durante una entrevista que “hay la intención de causar una desmoralización en los cuerpos de policías y causar un efecto negativo hacia la sociedad”.
Expresó que “cuando se asesina a un funcionario policial, no solamente se está cometiendo un homicidio, se está pisoteando la Constitución, el ejercicio de la autoridad y a toda la sociedad”.
La noche del pasaso sábado fueron asesinados en los Valles del Tuy, estado Miranda, dos sargentos y una sargenta adscritos al Comando Nacional Antidrogas de la Guardia Nacional Bolivariana. A los efectivos militares los mataron dentro del vehículo Chevrolet Aveo , en el que se desplazaban.
El sargento primero Pedro López González, sargento mayor de tercera Reinaldo Meza Arellano y la sargento primero Jessika Arias Ramírez, fiueron emboscados por cuatro delincuentes.
Casi 48 horas después del triple crimen, cayeron abatidos tres de los homicidas, identificados como “El Jolimer”, “El Hormiga” y “El Wiwi”.
El último oficial que entró a la dolorosa lista de cifras negras del Zulia fue el efectivo del Cpbez, Alexis José Mass y Rubí Leal, 39 años. Le segaron la vida el 13 de octubre en Cabimas, presuntamente para robarle el carro.
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