La ciencia revela el surgimiento de cráteres gigantes en la vasta región de Siberia, Rusia.
Se comenzó a estudiar estas piezas en 2014, cuando un piloto de helicóptero observó una de estas enormes formaciones, con un diámetro de unos 30 metros y una profundidad de aproximadamente 50 metros.
Este hallazgo impulsó a la comunidad científica a desarrollar múltiples teorías para explicar el origen de estos impresionantes accidentes geográficos, que logró una explicación vinculada al cambio climático.
De acuerdo con la investigadora Ana Morgado, el origen de estos cráteres está vinculado directamente al cambio climático y al calentamiento global. «Todo se inicia en el deshielo del permafrost de Siberia», indica, en referencia a una capa de suelo congelada que ha permanecido bajo la superficie terrestre durante al menos dos años consecutivos y, en muchos casos, a lo largo de siglos o incluso milenios.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) respalda estos datos y señala que el permafrost representa una de las capas más antiguas y estables de la corteza terrestre, hasta que el calentamiento global comenzó a afectar su permanencia.
El proceso, explica la experta, implica que el calentamiento global está causando el deshielo de este permafrost, lo que genera cambios significativos en la presión de los depósitos subterráneos de metano.
Con el tiempo, esta presión forma grietas en el suelo que, al alcanzar un punto crítico, provocan explosiones de gas metano desde el subsuelo, creando los cráteres que han desconcertado a la ciencia en los últimos años.
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