
Cada ciudad atesora sus rincones emblemáticos, puntos de encuentro que palpitan con la historia local. En Maracaibo, uno de esos lugares es la Placita 1° de Mayo, célebre por su conjunto escultórico en honor a las madres, erigido según cronistas e historiadores en 1952. Sin embargo, más allá de los árboles y las estatuas, en el cruce triangular de las avenidas Dr. Portillo, Principal y Dr. Quintero, existe un monolito que guarda la memoria de un ilustre marabino cuyo legado merece ser desempolvado: Raúl Cuenca.
Para muchos, su rostro es desconocido, a pesar de que su nombre está inscrito en el mapa de la ciudad Recientemente, la interrogante sobre el personaje detrás de este monumento fue resuelta: se trata de Raúl Cuenca, el primer ingeniero municipal del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo. A él se le debe, ni más ni menos, el trazado y la planificación urbanística de las calles que hoy conforman las zonas norte y oeste de la ciudad. Un mérito fundacional por el que hoy no solo la mencionada placita, sino también una parroquia y un liceo, llevan su nombre.
Maestro, científico y visionario
¿Quién fue, en realidad, este hombre de ciencia y letras?
Raúl Cuenca nació en Maracaibo el 7 de julio de 1866. Su hoja de vida es un compendio de las más altas disciplinas de su época: fue Bachiller en Filosofía, Maestro Graduado, Periodista, Agrimensor Público, Ingeniero Civil y, además, Doctor en Filosofía y Ciencias. Esta formación multidisciplinaria lo convirtió en una figura clave para el desarrollo intelectual y físico del Zulia.
Su carrera estuvo marcada por una profunda vocación educativa. Escribió obras didácticas de relevancia y fundó el diario El Tipógrafo donde publicó numerosos artículos. Fue uno de los profesores fundadores de la Universidad del Zulia, impartiendo la cátedra de Ciencias Filosóficas, y dejando una huella imborrable en la juventud zuliana.
Pero su labor no se limitó a las aulas universitarias. Su espíritu emprendedor lo llevó a fundar varias instituciones educativas que se convertirían en referentes regionales:
En 1892, el Colegio San Agustín en Betijoque, estado Trujillo.
En 1900, el Colegio Cagigal en Maracaibo.
En 1901, el célebre Instituto Maracaibo, del cual fue director durante cuarenta y cuatro años hasta su muerte, formando a generaciones de líderes.
Además de su contribución académica y urbanística, Cuenca incursionó en la política sirviendo como Presidente del Ayuntamiento de Maracaibo, Diputado de la Asamblea Legislativa del Zulia y Senador Suplente al Congreso Nacional. Su obra Elementos de historia antigua obtuvo reconocimientos a nivel internacional, consolidando su prestigio más allá de las fronteras venezolanas.
Por tantos méritos acumulados como educador, urbanista y figura pública, el reconocimiento de una parroquia, un liceo y la placita 1° de Mayo con su nombre, honran justamente a Raúl Cuenca, un verdadero pionero que ayudó a trazar el rostro moderno de Maracaibo tal como lo señala Noticia al día.
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