No hubo perdón. En el fútbol las lealtades se agradecen con la inmortalidad y la traición con el desprecio más profundo del hincha, del aficionado que no entiende de razones por su pasión a los colores de una camiseta.
Pero lo que sucedió este fin de semana en la cancha del club belga Standard Lieja impactó incluso a los seguidores más apasionados y repercutió lejos de las canchas de fútbol.
Los ultras o barra bravas del Les Rouches (los rojos) recibieron a su excapitán Steven Defour, un belga de 26 años, con una inmensa pancarta en la que debajo del lema «Rojo o muerto» mostraron la imagen de su cabeza decapitada en reacción a su fichaje en agosto del año pasado con el Anderlecht, eterno rival del Lieja.
Los locales ganaron 2-0 y Defour fue expulsado, pero el resultado quedó relegado a un segundo plano ante la respuesta de aficionados de otros equipos, representantes del gobierno y dirigentes del mismo club que salieron a condenar el hecho.
Pero cómo fue que ocurrió y por qué Defour se convirtió en una figura tan odiada.
Cuestión de colores
Defour fue uno de los ídolos del Standard Lieja antes de fichar por el Oporto de Portugal en 2011, club del que salió para jugar por el Anderlecht antes del comienzo de la actual temporada.
Es por eso que las autoridades en Bélgica anticiparon un partido de alta tensión para el derbi del pasado domingo.
«El ambiente fue bastante hostil», describió el periodista belga Bart Lagae, del periódico Het Nieuwsvlad.
«El animador del estadio dejó el nombre de Defour para el final para que aumentar el abucheo en su contra. Se lanzaron objetos al campo contra el portero del Anderlecht, Silvio Proto, quien pidió al árbitro que detuviera el encuentro».
«Cuando Defour recibió la segunda tarjeta amarilla pateó el balón a la grada. Los aficionados del Lieja estaban encantados, pero los del Anderlecht reaccionaron lanzando los asientos a la cancha».
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En el fútbol es tradicional que los aficionados muestren pancartas o que el mismo club elabore mosaicos para ambientar los partidos más importantes, pero suele haber un límite para lo que está permitido.
«Después de un incidente en diciembre de 2013, cuando se mostró una pancarta basada en la figura de la película ‘Caracortada’ en otro partido frente a Anderlecht, el club Lieja decidió establecer reglas estrictas junto a la policía», explicó Lagae.
«Los aficionados deben mostrar la imagen de la pancarta antes de partido que debe ser aceptada, pero en esta ocasión engañaron a las autoridades», que no pudieron comprobar la imagen antes de que entrara al campo ya que llegan enrolladas.
Los responsables
Las pancartas son ideadas y producidas por los principales grupos de aficionados del equipo, siendo la más controversial responsabilidad del club Ultras Infierno 96, que se inspiran en los grupos de hinchas radicales en Italia y Francia.
Su pasión por el club queda en evidencia cada fin de semana con sus cánticos y aliento, aunque también por su actitud agresiva ante aficionados rivales. Muchos se cubren el rostro con bufandas y pasamontañas para proteger su identidad de la policía y cámaras de seguridad.
Estos hinchas se sintieron traicionados por Defour, quien había sido capitán del equipo que consiguió dos títulos de Liga y una Copa en Bélgica antes de irse al Oporto.
Pocos entienden que haya decidido firmar por el Anderlecht e incluso hubo muchos aficionados, no tan radicales, que lanzaron la camiseta con su nombre al campo antes de empezar el partido.
Rechazo público
El periodista Lagae comentó que hubo una reacción generalizada en Bélgica por la imagen en la pancarta.
«Segundos después de que apareció la pancarta, hubo un repudio por parte de aficionados de todas partes de Bélgica por las redes sociales», dijo. «La Federación Belga de Fútbol y políticos también reaccionaron rápido».
«Entre ellos se incluye a Didier Reynders, vice primer ministro y aficionado del Standard Lieja, y el ministro de Deportes flamenco, Philippe Muyters».
Mientras la mayoría de los mismos aficionados rojos reconocieron que la pancarta fue demasiado lejos, hubo algunos que justificaron la imagen explicando que sólo hacía referencia a la película «Viernes 13» y defendieron la libertad de expresión.
«El punto es que la mayor parte de la gente en Bélgica no pensó en la película sino en los decapitados en Siria», aclaró Lagae.
La atención ahora se centra en la medidas que tomarán las autoridades del fútbol belga y la policía, que informó había interrogado a los líderes del club Ultras Inferno 96.
Si se considera que fueron instigadores de violencia podrían ser castigados con una multa o con la prohibición de acceder a los estadios.