La Carabela LYTAGE, perteneciente al Movimiento Juvenil REMAR quienes hacen vida en el Colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá de los Hermanos Maristas de Venezuela, llevó a cabo una actividad Social denominada Campamento Misión en la escuela San Marcelino Champagnat en el sector de las fincas en la vía que conduce a la Cañada de Urdaneta.
Dicha actividad comenzó el 14 de Agosto y terminó el 25 del mismo mes. Contando con la participación de 22 jóvenes entre 15 y 17 años que llamados por Dios al servicio a los demás, y acompañados por ocho “timoneles” o guías dispusieron parte de sus vacaciones escolares y labores cotidianas para dar de si mismos para vivir, con y por el más necesitado.
Las actividades realizadas por estos jóvenes contó con tres aspectos fundamentales, el primero una labor física referente al reacondicionamiento de la escuela San Marcelino Champagnat, la cual debido a su locación rural y de escasos recursos no siempre tiene el apoyo ni los medios para remozar sus espacios físicos; un segundo aspecto referente al trabajo “humano” en el cual los jóvenes procuraban acercarse a la comunidad de escasos recursos que rodea la unidad educativa y por último pero no menos importante la espiritualidad y oración como estímulo y motivación que les llevaron a realizar todas las actividades que se plantearon, teniendo siempre presente a Dios, Jesús y María como modelos a seguir.
Entrando en detalles, en cuanto al trabajo físico, los muchachos se esmeraron en pintar tanto por dentro como por fuera la edificación donde se encuentran los 6 salones donde ven clases los niños de 1ro a 6to grado de educación básica, así como los baños y la entrada al colegio. Fue impresionante verlos tan entusiasmados. Tanto así que un grupo de “remeros” decidió trabajar todo el día de descanso previo a la finalización del Campamento, hasta las 8 de la noche, sólo para terminar de pintar los baños (trabajo que no estaba dentro de los planes iniciales establecidos), y aun así seguían alegres y enérgicos cantando y disfrutando entre ellos, toda vez que veían e imaginaban con alegría que los niños en Septiembre recibirían un nuevo colegio cuando regresasen a clases. Igualmente, se restauró el cartel que está afuera del colegio donde se encontraba (y ahora otra vez) el nombre y la insignia de la institución.
El trabajo con la comunidad también fue una experiencia indescriptible que movió mucho a los jóvenes participantes. Quienes prepararon un plan vacacional llamado “Hermanitos de María” donde harían actividades lúdicas, formativas y manualidades con los niños de la comunidad, con edades comprendidas desde los 3 años hasta los 17 años de edad. Sorpresa para todos fue que el plan vacacional estaba diseñado en principio para unos 30 niños de las zonas más cercanas al colegio, basándonos en experiencias anteriores;Pero fue una gran alegría para nosotros el encontrarnos con más de 56 niños el primer día de trabajo con la comunidad y con cada día que pasaba el número crecía y crecía hasta el punto en que terminamos trabajando con un total de 81 niños de todas las edades, tomando en cuenta que algunos de ellos debían caminar hasta 50 minutos para llegar al Colegio y compartir con nosotros un par de horas.
Los “remeros y timoneles” se sensibilizaron mucho al conocer y vivir de cerca la realidad y necesidad de tantos niños, y al mismo tiempo la sencillez y espiritualidad de éstos. Nos encontramos con niños de menos de 10 años que tenían presente a Dios hasta en las manualidades que hacían, que nos mostraban cómo hacían oración y nos pedían que bendijéramos todas las meriendas que compartíamos con ellos. Nunca faltó la alegría, el entusiasmo por trabajar y la sorpresa al entrar en contacto con realidades tan fuertes. Los remeros se conectaron tanto con los niños que algunos hasta aprendieron a hablar Wayuunaiki.
Se dedicó un día especialmente para enseñarles a los niños de la comunidad sobre la higiene y el cuidado bucal y se dio por terminado el plan vacacional con una fiesta para todos los niños, con payasos, mimos y hasta piñata y chucherías y el día siguiente se compartió un almuerzo para todos los niños de la comunidad y sus representantes, como nuestra forma de darles las gracias por compartir con nosotros y abrirnos las puertas de su comunidad y muchas veces de sus hogares, puesto que de lo poco que tienen siempre estaban dispuestos a compartirlo con amor y alegría.
En materia de oración se vivieron muchos momentos que hicieron vibrar a los remeros de la carabela. Cada oración iba enfocada a un tema en específico que se vivía a lo largo de todo el día de trabajo. Temas como la unión, el amor, la realidad venezolana, la fe, la tolerancia, el perdón, la sencillez, entre otros… Todas las oraciones fueron llevadas en su totalidad por los jóvenes. Con lo que quedamos impresionados al ver el crecimiento espiritual de los estos hombres y mujeres del mañana, que nos hacen sentir orgullosos a todos.
Testimonios:
«Campamento Misión lo describo como la mejor experiencia de mi vida. Me marcó el ver a personas llorar porque me iban a necesitar y ver la realidad de mi Venezuela de una manera tan cruda que me inspira a trabajar para ser parte del cambio que quiero en el mundo. El Señor me invita a amar y a regalar felicidad a todo el que me rodea. Gracias REMAR por esta experiencia.» Valeria Ferrer, Remera LYTAGE
«Desde que llegué de Campamento siento el llamado del Señor a brindar mi servicio para aquellos que lo necesiten. Por muy poco que sea lo que pueda dar, para esas personas lo es todo y lo agradecerán por siempre, y ese servicio simplemente me llena y me hace crecer» Marialejandra Calabria, Remera LYTAGE
“Campamento para mí fue recordar el porqué elegí este estilo de vida al que me llamó REMAR. Fue vivir con y por los hermanos más necesitados. Entregarme cuerpo y mente por los demás y mucho más valioso fue porque intenté que un grupo de jóvenes con nuevas experiencias y expectativas vivieran esta experiencia tan enriquecedora. Lo que más me marcó fue la recepción que tuvimos de la comunidad. Una sociedad llena de alegría y fe. Que sólo buscaban compartir un poco del amor que tienen y que nos recibieron con los brazos abiertos. El Señor me invita a no olvidar que en el rostro de mis hermanos se refleja el rostro de Cristo. Que hay que amar sin esperar nada a cambio y que no hay amor más grande que dar tu propia vida a los demás”Adolfo Urribarrí, Timonel LYTAGE
«Fue una experiencia que me enseñó a ver a Jesús en los demás, a trabajar en equipo, a apreciar los valores en los demás y en mí. Fueron 11 días de felicidad, entrega y más que todo amor. Lo que más me marcó fue el darme cuenta de que la comunidad nos dio más de lo que nosotros pudimos darles y aún con su situación dan gracias por lo más mínimo. Siento que el Señor me invita a aprender de ellos y a seguir en el camino de servicio.» Gianpaolo Lenarduzzi, Remero LYTAGE
«Para mí, Campamento significa la experiencia más linda que toda persona, remero o timonel puede vivir. Significa el gesto más grande de servicio que se pueda dar hacia una comunidad, pues durante 12 días, el trabajo es para ellos… El campamento nos ayuda a crecer como persona, a aprender a vivir como muchos de la comunidad la que nos encontrábamos, ya que nos debíamos amoldar a las condiciones, y por último, nos ayudó a darnos cuenta de las realidades que se viven en nuestro entorno que por alguna u otra razón se nos olvida o no nos acordamos de ella en nuestra vida cotidiana. Es por ello que el Campamento aparte de que nos forma, marca un antes y un después en nuestras vidas, fortaleciéndonos como seres humanos para lograr ayudar o realizar un cambio para nuestro prójimo o nuestro entorno.» Andrea Calabria, Timonel
«Campamento significó diferencias, un choque entre realidades que nadie te prepara para vivir. Lo que más me marcó fue el corazón de los niños que te aceptaban como si te conocieran de toda la vida, enseñándote así a amar. Luego de esto me siento llamada a dar mucho más, a demostrar que puedo ser parte de una bonita diferencia por medio de la entrega plena.» Alexandra López, Remera
Mucho éxito a la Carabela LYTAGE en el camino que aún les queda por recorrer. Que Jesús nuestro Gran Timonel, María Estrella de la Mar y Marcelino el Viejo Lobo de Mar los acompañe siempre y los guíe por el sendero que los lleve a convertirse en Cristos Jóvenes para Venezuela y América Latina.
Buen Viento y Buena Mar.
Eduardo Bracho, Timonel en formación
Adolfo Urribarrí. Timonel y Coordinador del Movimiento REMAR.















