
La Casa Blanca intensifica su retórica y acciones contra Nicolás Maduro. Fuentes cercanas al Pentágono confirman que el presidente Donald Trump está llevando a cabo una exhaustiva revisión de opciones militares directas para ser implementadas contra objetivos estratégicos en Venezuela. La evaluación, que incluye un abanico de escenarios desde ataques quirúrgicos hasta operaciones de mayor envergadura, se enmarca en la política de «máxima presión» de Washington.
El análisis de las opciones militares ha pasado de ser una discusión teórica a una planificación activa. En las últimas semanas, se ha observado un aumento significativo de fuerzas y un reposicionamiento estratégico de activos militares del Ejército estadounidense en la región del Caribe. Este movimiento logístico, que incluye el despliegue de unidades de reconocimiento y plataformas aéreas de vigilancia, sugiere una clara preparación escalonada ante la posibilidad de una orden de ataque inminente. Expertos en seguridad nacional interpretan esta actividad como una señal inequívoca de preparación operacional para una rápida ejecución.
Declaraciones presidenciales y contexto geopolítico
La tensión se disparó en octubre, cuando el presidente Trump hizo pública su postura de no descartar posibles ataques a objetivos terrestres en la región, mencionando explícitamente a Venezuela.
El mandatario estadounidense ha elevado la gravedad de sus acusaciones, señalando abiertamente a los líderes de Venezuela y, en ocasiones, de Colombia, como facilitadores del narcotráfico internacional. Esta imputación directa busca criminalizar a los gobiernos y justificar una intervención militar bajo la bandera de la lucha contra el crimen organizado y la amenaza transnacional.
Para la Casa Blanca, la actual crisis humanitaria y política en Venezuela, sumada a las acusaciones de narcoterrorismo, proporciona el casus belli necesario para mantener todas las opciones abiertas. La presión militar sobre el régimen de Maduro es, en este momento, innegable y palpable.
Impacto y reacciones regionales
Este escalamiento ha generado una profunda preocupación entre los aliados regionales y organismos internacionales. Países vecinos temen que una acción militar desestabilice aún más la frontera, provocando una oleada migratoria masiva e incontrolable.
El Departamento de Estado ha evitado dar detalles específicos sobre los planes operacionales, limitándose a reiterar que «todas las opciones están sobre la mesa» y que el objetivo principal es restaurar la democracia y la estabilidad en Venezuela. Sin embargo, el aumento de la actividad militar y la dureza de las declaraciones indican que la diplomacia podría estar cediendo terreno ante la fuerza.
La situación se mantiene en un punto crítico, con el mundo observando de cerca los próximos movimientos del Pentágono.
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