
El panorama demográfico de Venezuela ha dado un giro radical y preocupante. El país ya no es la nación joven que muchos recuerdan, sino una sociedad que envejece a un ritmo acelerado, principalmente como consecuencia del masivo éxodo migratorio.
Así lo alertó la directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y coordinadora del Proyecto ENCOVI, Anitza Freitez, durante una reciente entrevista.
«Nos preocupa porque el envejecimiento ha sido súbito si se quiere por efecto de la migración», explicó Freitez, destacando la velocidad con la que se ha transformado la pirámide poblacional del país.
El punto de inflexión se sitúa después de 2015, cuando el flujo migratorio se intensificó. La característica central de esta ola migratoria fue la salida de población fundamentalmente joven, lo que tuvo un efecto inmediato en las «relaciones de dependencia» del país.
El fin del «bono demográfico»
Esta dinámica ha revertido abruptamente un escenario que se consideraba una ventaja nacional: el “bono demográfico”. A principios de los años 2000, Venezuela disfrutaba de una proporción ideal de población en edad productiva (jóvenes y adultos) respecto a la población dependiente (niños y adultos mayores). Hoy, esa realidad ha desaparecido.
Actualmente, el 13% de la población venezolana es mayor de 60 años, una cifra que subraya el cambio estructural. Freitez es enfática al señalar que este dato implica que «la estructura de demanda ha cambiado, ya no somos el país joven que está en la imaginación de muchas personas».
El alto costo social de envejecer en crisis
La nueva realidad demográfica trae consigo imperantes demandas sociales que el Estado venezolano no está atendiendo de manera efectiva. El informe de la UCAB arroja datos alarmantes sobre la vulnerabilidad del segmento de adultos mayores:
Inseguridad Alimentaria: Casi un tercio de la población adulta mayor, y más de un 40% de este grupo, vive en hogares con situación de inseguridad alimentaria severa.
Desprotección sanitaria: El 87% de los adultos mayores no posee ningún tipo de seguro médico. Esta falta de cobertura los deja en una situación de extrema desprotección ante cualquier evento de salud, siendo un grupo poblacional que requiere atención médica con mayor frecuencia.
La especialista lamentó la ausencia de políticas públicas dirigidas a este sector. «Nosotros no tenemos un programa de suministro de medicamentos como en algún momento lo hubo que pueda atender esas necesidades de adultos mayores», concluyó Freitez.
Esta realidad exige que las autoridades y la sociedad civil reconozcan que «la población adulta mayor tiene un peso importante y sus demandas están clamando ser atendidas», pasando a ser un foco prioritario en la agenda nacional.
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