«A mí ya me han condenado desde hace más de siete años. Esto no hay quien lo aguante». Palabras así son las que escuchan los íntimos amigos de Isabel Pantoja, su guardia real, que andan más que preocupados desde hace un tiempo con el estado nervioso de la cantante.
Este martes, el día 16 a las 10 de la mañana, se hará una lectura pública de la sentencia que lleva esperando desde hace ya casi dos meses, y cuyo resultado conocerá al mismo tiempo que los medios de comunicación. Sin duda, una puesta en escena de lo más singular dado que normalmente no se prepara una convocatoria para anunciar un fallo judicial sino que directamente se envía a los procuradores y abogados, que son quienes se lo dicen a sus clientes.
La Fiscalía Anticorrupción la acusó por blanqueo de capitales contra la tonadillera Isabel Pantoja, su expareja Julián Muñoz, que fue alcalde de Marbella, y la exesposa de éste, Maite Zaldívar.
Por estos cargos, la cantante y Maite Zaldívar podrían recibir tres años y medio de prisión. Mientras que y siete años y medio para Julián Muñoz, además de elevadas multas, según las conclusiones definitivas que se exponen en el juicio que se sigue en la Audiencia de Málaga.
Está visto que con Isabel Pantoja todo son escenarios y mucho alboroto. Ella lleva muda desde que terminó el juicio. Ni en Semana Santa se asomó a ningún balcón de Sevilla ni ha tenido actuaciones ante el público. Ha estado y, así sigue, recluida en su finca de «Cantora» y su piso en Sevilla, teniendo como única alegría las sonrisas de su nieto Francisco. Por lo menos en ese terreno era feliz hasta hace pocos días, cuando su hijo Kiko Rivera le anunció que rompía una vez más su historia sentimental con Jessica Bueno, la madre de su nieto.
Para Isabel el final de esa historia es una nueva preocupación. Con Jessica estaba tranquila. A fin de cuentas, la modelo había centrado a su hijo y hasta apartado de ciertas amistades que nunca le gustaron. Pura ilusión. Hoy Jessica no quiere hablar del asunto y es que las heridas son demasiado recientes. Cuenta con la ayuda de su familia y de ahí que se haya mudado muy cerca de sus padres y no ha resistido el ritmo de vida de Kiko quien, por su trabajo como DJ, viaja continuamente y vive la noche. Caracteres muy diferentes, horarios incompatibles, nervios y discusiones.
«Jessica es muy buena chica pero con su hijo no va a tolerar ciertas costumbres», comentan en su entorno. «A mi hijo le cuidan las dos abuelas a la vez», me dijo en su día Jessica cuando tiene que viajar por trabajo. Hasta el momento, las abuelas se llevan muy bien y eso ha hecho todo más fácil. La esperanza de Isabel es que con esta ruptura no pierda el contacto con su nieto ni la buena relación con la familia Bueno. En eso anda también preocupada. El martes su vida también va a cambiar. Con el resultado de esa sentencia sabrá el futuro que le espera. Por cierto, todo apunta a que no va a ser tan trágico para la cantante.
Vía News Republic