Corría el nueve de julio de 1947 en la hasta entonces anónima y tranquila localidad de Roswell, en el estado norteamericano de Nuevo México, pero algo cayó del cielo a la tierra.
En pocas horas se sucedieron versiones contradictorias sobre la naturaleza de los restos dispersos por una granja y que no se parecían a nada que conocieran las gentes del lugar, se afirmó que eran restos de un globo sonda meteorológico, de un globo sonda con el que se pretendía espiar a los soviéticos desde las altas capas de la atmósfera, que se trataba de un avión experimental secreto e incluso hubo quien dijo (y así se publicó en titulares de la prensa de esos días) que se trataba de "un platillo volante".
Había nacido el incidente de Roswell, el más famoso caso supuestamente relacionado con una visita alienígena a nuestro planeta.
Un granjero descubre restos misteriosos en su campo, y lo pone en conocimiento del sheriff, el sheriff que inspecciona el lugar y no encuentra explicación, la prensa local que se entera, noticia que se difunde y se malinterpreta y se magnifica, alguien que se acuerda de los extraterrestres, militares que llegan para tomar cartas en el asunto.
La cuestión es que no tarda en hablarse de platillos voladores, se emplea el término UFO (acrónimo en inglés de objeto volante no identificado) como sinónimo de "nave espacial de origen extraterrestre" y se arma el gran lío… hasta el día de hoy, porque hay teorías escépticas y conspiranóicas para todos los gustos.
Mezclando la psicosis colectiva que por esa época se había adueñado de diversas zonas de Estados Unidos con frecuentes avistamientos de misteriosas formaciones luminosas tenidas por naves procedentes de otro mundo y mezclándolo todo con la incipiente carrera armamentística que con el tiempo conduciría a la Guerra Fría y con el desarrollo en condiciones de alto secreto de aviones supersónicos que hasta años después no conocería el gran público, bastaba una pequeña chispa para encender la mecha ya bien alimentada de la cultura popular que disfrutaba de la paz tras la recién acabada Segunda Guerra Mundial con, entre otras, numerosas películas de serie B de ciencia-ficción por no hablar de novelas, revistas y cómics que desarrollaban ese fascinante mundo.
Desde entonces se ha mantenido candente el debate entre quienes sostienen que en Roswell no cayó más que un globo sonda con el que USA pretendía espiar a la URSS y quienes aseveran que se trataba de una nave procedente de otro planeta y cuyos ocupantes o bien perecieron o bien el Gobierno ocultó.
Cine y televisión han bebido desde hace ya seis décadas y media y series como "Proyecto Libro Azul" que recreaba la exhaustiva investigación homónima que realizaron las Fuerzas Aéreas estadounidenses o la icónica "Expediente X" han desarrollado las más interesantes teorías de la conspiración sobre las visitas alienígenas a nuestro planeta, lo que no dejaba de ser también una curiosa ampliación del secretismo de la cercana base militar secreta conocida como Area 51 en la que supuestamente se desarrollaba el mencionado programa experimental de aviones secretos pero que resultaba enormemente conveniente para albergar en su interior naves alienígenas sin que el propio Presidente de los Estados Unidos lo supiera, como aparecía en la película "Independence Day".
Tampoco ayudó mucho a despejar las incógnitas el que cada cierto tiempo aparezca algún miembro del servicio secreto o del ejército USA a confirmar que efectivamente el Gobierno está al corriente de la actividad extraterrestre y que lo que muchos toman por fértil imaginación de autores de ciencia ficción se corresponde con la realidad.
Lo cierto es que hoy hace 65 años que algo cayó del cielo en Roswell, suscitó una controversia cuyos efectos aún hoy día permanecen, que sirvió (y continúa sirviendo) de inspiración para canciones, libros, videojuegos, series, películas, dibujos animados.