
En 2008, una pareja de naturalistas encontró cerca de Plagne, una pequeña localidad enclavada en el macizo del Jura, al este de Francia, un extraordinario conjunto de huellas que parecían pertenecer a un dinosaurio de gran tamaño.
Poco después, un equipo de investigadores del Centro Nacional galo de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas, en francés ) y la Universidad Claude Bernard de Lyon confirmó el hallazgo y determinó que el rastro, que se extendía a lo largo de unos 155 metros, había sido dejado por un saurópodo, que habitó la región hace 150 millones de años.
Algunos de estos animales, cuyos largos cuellos y colas les otorgan un característico aspecto, podían alcanzar enormes dimensiones, pero el que se paseó en ese momento por aquella zona destacó incluso entre sus parientes.
A partir de las huellas –unas depresiones de 1,50 metros de diámetro estampadas en un estrato calcáreo–, los expertos sugirieron en un primer momento que habían sido dejadas por un espécimen que debía rondar los 25 metros de largo y unas 30 toneladas de peso.
Ahora, un estudio exhaustivo de las marcas apunta que era mucho mayor, de unos 35 metros de largo y de 35 a 40 toneladas, lo que lo convertiría en uno de los animales terrestres más formidables conocidos.
Vía Globovisión/www.diariorepublica.com