Un tribunal argentino ordenó este lunes la detención del sacerdote Julio César Grassi, quien gozaba del beneficio de la libertad pese a estar condenado desde 2009 a 15 años de cárcel por abuso sexual de un menor.
La medida fue dispuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal N 1 de Morón, al oeste de Buenos Aires, seis días después de que la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires dejó firme la sentencia contra el cura por pedofilia.
«Se debe hacer cesar la alternativa de la libertad vigilada y proceder a la inmediata detención de Julio César Grassi en el entendimiento que una decisión en contrario a esta altura sería de alta gravedad institucional e impediría restablecer las vigencia de las normas y la confianza en la justicia», según la resolución de los tres jueces del tribunal.
Se debe descontar de los 15 años un mes que Grassi estuvo en prisión al comienzo del proceso. El sacerdote podrá solicitar la libertad condicional por buena conducta después de cumplir más de la mitad de la condena.
En una audiencia pública convocada este lunes por el tribunal antes de tomar la resolución, el fiscal y los querellantes reclamaron la inmediata detención del sacerdote, de 57 años, por considerar que la condena ya está firme y no hay más instancias de apelación en el distrito bonaerense. La defensa de Grassi, en cambio, sostuvo que todavía está pendiente un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de la Nación.
Los jueces del tribunal argumentaron que «a esta altura y con sólo una posibilidad extraordinaria a nivel federal de que el último pronunciamiento sea revisado para tornar la cuestión en definitiva, existen extremos objetivos que nos indican una amplia probabilidad que de Grassi tenga por delante la aplicación de una medida que restrinja su libertad para que comience a cumplir con la pena impuesta».
El sacerdote fue detenido inmediatamente y será trasladado a una cárcel de la localidad de Ituzaingó, suburbio al oeste de la capital.
En 2002 una investigación periodística difundió las denuncias de abuso sexual de varios menores sin familia que estaban bajo el cuidado de Grassi, en ese entonces presidente de la Fundación Felices los Niños, en Hurlingham, también al oeste de la capital. Siete años después el sacerdote fue condenado por los abusos cometidos en 1996 contra uno de los menores que lo denunciaron, pero en un hecho sin precedentes para esta clase de delitos el mismo tribunal que lo juzgó le dejó libre hasta que la sentencia estuviera firme.
«Armaron una causa… ¿Cómo puede ser que un fiscal mienta tanto? ¿En qué manos estamos?», se preguntó Grassi el lunes al hacer uso de la palabra en la audiencia ante los jueces que más tarde ordenaron su detención.
En su defensa, Grassi indicó que una investigación interna de la Iglesia encargada en 2010 por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Jorge Mario Bergoglio, ahora papa Francisco, concluyó «en mi inocencia».
La Iglesia Católica de Argentina no se ha pronunciado oficialmente sobre el caso Grassi.
El fiscal de Morón, Alejandro Varela, sostuvo por su parte que «siento vergüenza ante la sociedad de que continúe libre quien cometió los delitos por los que se encuentra condenado. Siento vergüenza porque para la sociedad estábamos dando un mensaje de que hay miedo de meterlo preso».
El caso de Grassi generó una gran conmoción en Argentina por el alto perfil público del sacerdote, famoso por sus obras de caridad y por su fundación, que administraba varios hogares para niños en todo el país y solía recaudar fondos a través de concursos en destacados programas de televisión.
Agencias