Michelle Bachelet asumirá por segunda vez la presidencia de Chile. Elegida en el ballottage de diciembre pasado, recibe el poder de manos de Sebastián Piñera este martes.
Así, tras la ceremonia, la mandataria ya se pondrá en marcha. El extenso programa de 50 propuestas para los 100 días iniciales de gobierno que presentó durante la campaña electoral empezará a ejecutarse esta misma semana, reseña Infobae.
En el ámbito legislativo, uno de los primeros pasos que dará Bachelet al frente del Ejecutivo es cumplir con las reformas que prometió al electorado. La tributaria será la más fácil de tratar. El proyecto definitivo todavía no fue presentado, pero el objetivo es modificar el sistema impositivo para financiar principalmente la educación pública en todos sus niveles. Al mismo tiempo, se entrará de lleno en un debate, justamente, para la reforma educacional.
«Va a ser lo primero que haga su gobierno, porque tiene que realizarlo antes de que los estudiantes comiencen a movilizarse en abril o mayo. Es el único modo de dejarlos offside y de comprarse tiempo para hacer otras cosas», arriesgó Kenneth Bunker, investigador del Observatorio Electoral del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales a la agencia argentina.
En principio, Bachelet tiene el camino resuelto para ambas reformas. El bloque Nueva Mayoría tiene quórum tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, mientras que la oposición no recoge una cantidad de escaños suficiente para frenar las iniciativas oficialistas.
Pero el nuevo gobierno no puede confiar en que el Congreso esté sin obstáculos. «Hay que mirar las rencillas entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. Algunos díscolos impedirán algunos proyectos particulares, aunque los legisladores se agruparán para pasar las reformas más importantes», señaló Bunker.
En lo que respecta a la reforma constitucional, la tercera propuesta por la socialista, el trayecto será más difícil. Cambiar la carta magna chilena –heredada de la dictadura de Augusto Pinochet– no es sólo ambicioso, sino que también es prácticamente imposible desde el punto de vista institucional. Requeriráuna gran alianza en el Congreso con la oposición, liderada por la coalición de derecha entre Renovación Nacional (RN) y la Unión Democrática Independiente (UDI), cercana al pinochetismo.
«Nunca hubo una posibilidad de lograr 3/5 o 2/3 de las Cámaras. Por lo tanto, la reforma constitucional es inviable», explicó Bunker. «Me parece que estuvo incluida dentro del programa como un elemento retórico, pensado para forjar el tono del programa, y no como una tercera promesa. Nunca se explicó en detalle cómo se reformaría la Constitución. Hubo un momento en que se debatió si sería la vía constitucional (Congreso) o la extraconstitucional (plebiscito). Pero Bachelet nunca manifestó por cuál optaría. No estará dentro de las prioridades de los primeros meses. Es más, me sorprendería si entra dentro de los dos primeros años», consideró.
La política económica del gobierno de Bachelet quedará manifiesta en los primeros meses. Alberto Arenas será quien asuma como ministro de Hacienda de la nueva gestión. La semana pasada, en una conferencia de prensa, admitió que el panorama no es alentador: Bachelet recibirá «una herencia de economía desacelerada, de un crecimiento bajo». El motivo principal es el nuevo escenario internacional, de recuperación de los países desarrollados y de caída de los precios del cobre.
Vía Ultimas Noticias