Benedicto XVI, el papa emérito cuya inédita renuncia condujo a Jorge Bergoglio al sillón de Pedro, siguió hoy por televisión desde la residencia pontificia estival de Castelgandolfo la misa de inauguración del pontificado de Francisco.
El nuevo pontífice le dedicó a su vez durante su homilía palabras de «afecto y gratitud».
Joseph Ratzinger reside en Castelgandolfo, a las afueras de Roma, desde su renuncia el pasado 28 de febrero, pero se trasladará al Vaticano una vez que se haya habilitado para él un convento dentro de los muros del Estado pontificio.
Benedicto XVI, quien podrá vestir sotana blanca al igual que el papa y conservará el título de «Su Santidad», se ha mantenido alejado del público y tampoco asistió al cónclave en el que fue elegido Francisco el pasado miércoles. En una de sus últimas intervenciones como papa, Ratzinger anunció que se mantendrá «oculto al mundo» y no interferirá en el pontificado de su sucesor.
La Plaza de San Pedro rompió hoy en un aplauso cuando Francisco, al principio de su homilía, recordó que el inicio de su pontificado coincide con la fiesta de San José, el santo de Ratzinger.
«Es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado predecesor. Le estamos cercanos con la oración, llena de afecto a gratitud, afirmó.
Cabe aclarar que en un hecho que no tiene precedentes en la historia,el papa Francisco almorzará con el papa emérito el próximo sábado en Catelgandolfo.
Vía Clarín.com