La COP28 se asoma a su semana más política con alta expectación respecto a lo que los países negocien sobre el petróleo, el gas y el carbón; los expertos creen que se está «más cerca que nunca de lograr un acuerdo» para poner fin a los combustibles fósiles en una resolución que informará las medidas climáticas del mundo durante los próximos años.
La eliminación progresiva de este tipo de energías -ya sea de aquellas más ‘sucias’ -que no cuenten con tecnologías de captura y almacenamiento de carbono- o de todas en general- está «más cerca que en ninguna otra cumbre» de acordarse en Dubái, arguye el especialista en diplomacia climática Romain Ioualalen, de la organización Oil Change International.
Algunos ecologistas perciben que la conversación sobre dejar atrás definitivamente el petróleo, el gas y el carbón -algo que hasta la COP26 de Glasgow, en 2021, «era inimaginable»- está ahora ganando impulso, y esperan que culmine en esta cumbre, que mañana retoma sus negociaciones tras la jornada de descanso, con un acuerdo sobre el Balance Global que plasme esa demanda y recomendación de la comunidad científica.
El último borrador del Balance Global, que se publicó el martes y deberá concretarse en los próximos días de negociación entre ministros de casi 200 países, incluye entre sus propuestas abandonar la producción de estos combustibles, los principales causantes de la crisis climática.
Sin embargo, el texto ofrece a los estados varias opciones respecto a este punto: eliminar progresivamente la producción de todos los combustibles fósiles; acabar solamente con la de los más sucios (sin mitigación o, en inglés, «unabated»); no expandir la generación con carbón o, incluso, extraer del documento toda referencia a este asunto.
Entre los activistas hay disparidad de opiniones sobre la capacidad de sacar adelante un acuerdo ambicioso en cuanto a mitigación (reducción de emisiones) si los países no logran desbloquear temas muy polarizados, como la financiación, y persisten dudas sobre si los negociadores podrán ignorar la presión del ‘lobby’ de la industria del gas y del petróleo.
Esta cumbre, que se celebra en Emiratos Árabes Unidos, batió un nuevo récord de personas registradas en representación del sector de hidrocarburos, con 2.456 de asistentes, según reveló el martes un análisis de Kick Big Polluters Out.
Si esta industria fuera una delegación, sería la tercera mayor de la COP28, y los ecologistas aseguran que esa presión ha logrado incidir en la posición de los países, a quienes acusan además de haber hecho un ejercicio de «relaciones públicas» y lavado verde (greenwashing) en la primera mitad de la cumbre, plagada de compromisos voluntarios.
Se sumó a esa crítica este miércoles el director de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, quien alegó que «las buenas intenciones» no lograrán rebajar a la mitad las emisiones en esta década, como exige atajar el cambio climático, y acusó a los países de ejercer un fuerte «postureo».
Desde las ONG, observadoras en este proceso, también lamentan que la cobertura mediática del encuentro se haya centrado en cuestionar la praxis de la presidencia de Sultán Al Yaber, tras unas declaraciones -que el emiratí después aclaró, arropado por del grupo de expertos climáticos de la ONU- que expuso el domingo el periódico The Guardian.
«El elefante en la sala es el fin progresivo de los combustibles fósiles, pero aquí estamos preguntándonos si la habitación está en el elefante», zanja el especialista de Christian Aid Joab Okanda.
Otros activistas afean también la «distracción» que ha generado el escándalo avivado por el diario británico, que desvió la atención de muchos periodistas hacia la presidencia, y los alejó del asunto que a su juicio podrá marcar «un punto de inflexión positivo» en la acción climática global: «El principio del fin de la era de los combustibles fósiles».
Otro foco de polémica ha sido el hecho de que la COP28 se lleve a cabo en un país petrolero, Emiratos Árabes Unidos, pero el responsable de clima y energía de WWF, Manuel Pulgar-Vidal, puntualiza que «este es un proceso multilateral y, como tal, todos tienen derecho de ser escuchados y de ser organizadores de una cumbre».
Pulgar-Vidal incide además en que Polonia, un país «carbonífero», ha acogido ya tres cumbres del clima y eso no ha tenido por qué afectar al resultado.
El momento de dejar bajo tierra los combustibles fósiles
«Es un panorama variado, desde luego, pero creo que hay señales claras de que el fin de los combustibles fósiles es prioritario en esta cumbre», sostiene Ioualalen.
«Hemos visto una serie de declaraciones de los jefes de estado durante el segmento de alto nivel al comienzo de la COP28 que hacían de ésta su demanda principal y, en comparación con otras cumbres, creo que esto ha surgido como el objetivo clave desde el principio», agrega.
«Hay oposición, claro», admite, «pero eso es de esperar, y es lo que se tiene que resolver en la segunda semana: qué tipo de paquete puede reunirse para convencer a los países que tienen dudas legítimas sobre lo que esto significa para ellos en términos de transición a energías renovables».
www.diariorepublica.com
Via EFE/Diario Republica