
Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela escalan nuevamente tras confirmarse un ataque letal por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses contra otra embarcación en aguas internacionales cercanas a la costa venezolana este viernes. Las autoridades estadounidenses lo han justificado como una acción contra el narcotráfico, resultando en la muerte de cuatro ocupantes.
Este ataque marca, al menos, la cuarta incursión de este tipo ordenada bajo la administración del presidente Donald Trump, elevando el número total de víctimas fatales en estos operativos a 21 personas.
Detalles del Ataque y Confirmación Oficial
El secretario de Defensa (o Guerra), Pete Hegseth, fue el primero en confirmar la acción a través de un mensaje en X (anteriormente Twitter), declarando que, «a órdenes del presidente Trump», dirigió el ataque «letal» contra una «narcolancha» en aguas internacionales.
Hegseth calificó a los cuatro hombres a bordo como «narco-terroristas» que fueron «asesinados en el ataque». Además, afirmó que la embarcación transportaba «cantidades significativas de narcóticos» que «se dirigían a EEUU a envenenar a nuestra gente». Su mensaje de cierre prometió: «¡Estos golpes continuarán hasta que se detengan los ataques al pueblo estadounidense!». El mensaje incluía un video del ataque y la explosión de la lancha.
El presidente Donald Trump ratificó la información en Truth Social, asegurando que el buque llevaba «drogas suficientes para matar de 25.000 a 50.000 personas». No obstante, al igual que en los ataques previos, no se han ofrecido pruebas para sustentar las afirmaciones sobre la identidad de los ocupantes o el cargamento específico.
La nueva acción tiene lugar a pocas horas de que se conociera que el presidente Trump informó al Congreso de haber declarado a EE. UU. en un «conflicto armado no internacional» con bandas de narcotráfico. Esta declaración, que designa a los miembros de estas bandas como «combatientes ilegales», busca escudar las acciones militares en leyes de derecho de guerra, una denominación que ha sido cuestionada por expertos legales.
Escalada de la Crisis Bilateral con Venezuela
La crisis bilateral se ha intensificado desde fines de agosto, cuando la fiscal general Pamela Bondi elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusado de ser el jefe del supuesto Cártel de los Soles.
En respuesta a la escalada militar, el Palacio de Miraflores ha convocado a más de seis millones de ciudadanos a formar parte de la milicia bolivariana. Esta semana, Maduro declaró el estado de «conmoción exterior», otorgando facultades excepcionales al Ejecutivo.
El pasado jueves, los ministerios de Exteriores y Defensa de Venezuela denunciaron la incursión de aeronaves de combate estadounidenses F-35 a unos 75 kilómetros de sus costas, calificándola de «grave amenaza a la soberanía nacional». El Gobierno venezolano exigió al secretario Hegseth que «cese de inmediato en su postura temeraria, aventurera y guerrerista» y advirtió que la maniobra «puso en serio riesgo la seguridad operacional de la aviación civil y comercial» en el mar Caribe.
Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela escalan nuevamente tras confirmarse un ataque letal por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses contra otra embarcación en aguas internacionales cercanas a la costa venezolana este viernes. Las autoridades estadounidenses lo han justificado como una acción contra el narcotráfico, resultando en la muerte de cuatro ocupantes.
Este ataque marca, al menos, la cuarta incursión de este tipo ordenada bajo la administración del presidente Donald Trump, elevando el número total de víctimas fatales en estos operativos a 21 personas.
Detalles del Ataque y Confirmación Oficial
El secretario de Defensa (o Guerra), Pete Hegseth, fue el primero en confirmar la acción a través de un mensaje en X (anteriormente Twitter), declarando que, «a órdenes del presidente Trump», dirigió el ataque «letal» contra una «narcolancha» en aguas internacionales.
Hegseth calificó a los cuatro hombres a bordo como «narco-terroristas» que fueron «asesinados en el ataque». Además, afirmó que la embarcación transportaba «cantidades significativas de narcóticos» que «se dirigían a EEUU a envenenar a nuestra gente». Su mensaje de cierre prometió: «¡Estos golpes continuarán hasta que se detengan los ataques al pueblo estadounidense!». El mensaje incluía un video del ataque y la explosión de la lancha.
El presidente Donald Trump ratificó la información en Truth Social, asegurando que el buque llevaba «drogas suficientes para matar de 25.000 a 50.000 personas». No obstante, al igual que en los ataques previos, no se han ofrecido pruebas para sustentar las afirmaciones sobre la identidad de los ocupantes o el cargamento específico.
La nueva acción tiene lugar a pocas horas de que se conociera que el presidente Trump informó al Congreso de haber declarado a EE. UU. en un «conflicto armado no internacional» con bandas de narcotráfico. Esta declaración, que designa a los miembros de estas bandas como «combatientes ilegales», busca escudar las acciones militares en leyes de derecho de guerra, una denominación que ha sido cuestionada por expertos legales.
Escalada de la Crisis Bilateral con Venezuela
La crisis bilateral se ha intensificado desde fines de agosto, cuando la fiscal general Pamela Bondi elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusado de ser el jefe del supuesto Cártel de los Soles.
En respuesta a la escalada militar, el Palacio de Miraflores ha convocado a más de seis millones de ciudadanos a formar parte de la milicia bolivariana. Esta semana, Maduro declaró el estado de «conmoción exterior», otorgando facultades excepcionales al Ejecutivo.
El pasado jueves, los ministerios de Exteriores y Defensa de Venezuela denunciaron la incursión de aeronaves de combate estadounidenses F-35 a unos 75 kilómetros de sus costas, calificándola de «grave amenaza a la soberanía nacional». El Gobierno venezolano exigió al secretario Hegseth que «cese de inmediato en su postura temeraria, aventurera y guerrerista» y advirtió que la maniobra «puso en serio riesgo la seguridad operacional de la aviación civil y comercial» en el mar Caribe.
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